El abogado Vidulfo Rosales Sierra anunció su determinación de separarse del Centro de Derechos Humanos de la Montaña (CDHM), Tlachinollan y de la representación legal del colectivo Nos Falta 43, integrado por madres y padres de los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa desaparecidos desde el 26 de septiembre de 2014. La decisión se produce tras 24 años de pertenencia al CDHM, dirigido por el antropólogo Abel Barrera Hernández, y a un mes de que se cumplan 11 años de los ataques perpetrados en Iguala de la Independencia contra los normalistas.
Rosales Sierra compartió el texto de su renuncia en un comunicado titulado “En otras trincheras de lucha”, firmado en la ciudad de Tlapa. En el documento dirigido a organizaciones de derechos humanos, organizaciones sociales, activistas y personas que luchan por un mundo más justo, expresó: “Con profundo pesar les informo que dejo de colaborar en el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan”. El abogado extendió un agradecimiento especial al antropólogo Abel Barrera Hernández “por permitirle defender a los que menos tienen y por caminar al lado de nuestros pueblos a lo largo de veinticuatro años”.
Ayer, en una foto difundida por las y los nuevos ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Vidulfo Rosales aparecía como parte de los integrantes de los equipos técnicos de las ponencias. Fuentes judiciales confirmaron que Rosales se encuentra asesorando a Hugo Aguilar Ortíz, próximo ministro presidente de la Corte.

Entre los casos que le fueron asignados durante su trayectoria, Rosales Sierra recordó su trabajo en la desaparición de dirigentes sociales como Raúl Lucas Lucía y Manuel Ponce Rosas, Arnulfo Cerón Soriano y Vicente Iván Suástegui Muñoz. Evocó momentos cruciales de su labor: “Timbran en mi oído las palabras de Abel Barrera diciéndome que habría que ir a ver a los estudiantes de Ayotzinapa asesinados en la autopista del sol en Chilpancingo, o aquella madrugada del 27 de septiembre indicándome que me tenía que trasladar a Iguala por la desaparición de los 43 estudiantes, o la reciente llamada informándome que habían herido de muerte al defensor del agua Marco Antonio Suástegui Muñoz”.
El abogado sostuvo que estos hechos ominosos en su momento lo cimbraron, pero también le dieron templanza para seguir adelante. “Seguimos adelante, sorteando las amenazas y presiones de los perpetradores hasta conseguir una porción de justicia. Aunque claro, falta mucho por recorrer, el horizonte aún es gris y no se vislumbran luces de verdad y justicia en lo inmediato”, expresó en su comunicado. Agradeció las enseñanzas de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC-PC), del Consejo de Ejidos y Comunidades Opositores a la presa la Parota (CECOP), a las madres y padres de los 43, así como a la normal rural de Ayotzinapa.
Rosales Sierra destacó: “Me retiro de la primera línea de la lucha social con la frente en alto, con la seguridad de haber puesto un grano de arena en la pelea de nuestros pueblos, desde otras trincheras seguiré exigiendo que los derechos humanos sean una realidad, que los pueblos indígenas y Afromexicano tengan una vida digna y no seamos tratados como personas de segunda”. Aunque no especificó desde qué espacio estará trabajando, ratificó su compromiso con los pueblos indígenas, con las mujeres y hombres que luchan por mejores condiciones de vida.
El abogado añadió: “No puedo eludir mi deber de clase. Soy de una comunidad indígena enclavada en la agreste y encantadora Montaña de Guerrero, toda mi vida he caminado a contracorriente por senderos escarpados producto de la miseria y marginación, por ello tengo la capacidad de sentir las injusticias cometidas contra cualquiera y en cualquier parte”. En el cierre de su comunicado, planteó la posibilidad de seguir en la ruta de los principios adquiridos durante más de 24 años de desempeño profesional desplegado desde el CDHM, afirmando que continuará el proyecto de vida en la etapa que viene, en el lugar que las circunstancias lo coloquen.