Una fuerte tormenta derribó el pasado viernes 25 de julio la estatua de bronce del expresidente Felipe Calderón Hinojosa en el Complejo Cultural Los Pinos, Ciudad de México. El incidente ocurrió cuando un árbol cayó sobre la escultura de 2.20 metros de altura ubicada en la Calzada de los Presidentes, causando fracturas en una pierna y daños en la base. La Secretaría de Cultura confirmó que la figura fue resguardada para evaluación técnica mientras se decide su posible restauración o reinstalación.
La estatua, creada en 2012 por el escultor Ricardo Ponzanelli con un costo superior al medio millón de pesos, formaba parte del conjunto de 14 efigies presidenciales que habitaron Los Pinos. Visitantes notaron su ausencia durante el fin de semana, encontrando solo la base cubierta con plástico negro donde antes se erguía la representación del expresidente panista. Las autoridades culturales analizan los daños estructurales, aunque descartaron que el incidente tuviera motivaciones políticas.

Este suceso revive el debate sobre la memoria histórica y la representación de expresidentes en espacios públicos. La Calzada de los Presidentes, creada en los años 40, ha sido escenario de controversias por exhibir bustos de mandatarios con legados diversos. Curiosamente, el actual presidente Andrés Manuel López Obrador -quien decidió no habitar Los Pinos- no cuenta con estatua en este paseo, tras declarar su rechazo al “culto a la personalidad”.
El derribo accidental de la estatua de Calderón contrasta con la destrucción intencional de una efigie de López Obrador en Atlacomulco en 2022, que duró apenas tres días antes de ser vandalizada. Aquel incidente generó críticas del propio Calderón, quien lo vinculó a la “Cuarta Transformación”. Sin embargo, en esta ocasión, las autoridades enfatizan que se trató de un evento meteorológico sin motivaciones ideológicas.

Expertos en conservación patrimonial analizan si la estatua de bronce puede ser restaurada completamente o requerirá un nuevo vaciado. Mientras tanto, el hueco en la Calzada de los Presidentes entre las figuras de Vicente Fox y Enrique Peña Nieto permanece como recordatorio de la fragilidad de los símbolos políticos ante fuerzas naturales. La decisión final sobre el destino de la escultura marcará un precedente para el tratamiento de monumentos presidenciales en este espacio convertido en complejo cultural.
El incidente ocurre en un lugar cargado de simbolismo: Los Pinos, que albergó a presidentes mexicanos desde Lázaro Cárdenas hasta Peña Nieto, fue transformado en espacio cultural por el actual gobierno. La tormenta que derribó la estatua de Calderón no solo afectó un monumento, sino que puso sobre la mesa discusiones sobre cómo preservar -o cuestionar- las representaciones físicas del poder en la memoria colectiva mexicana.