Un potente terremoto de magnitud 8.8 sacudió ayer las costas de la península de Kamchatka en el extremo oriental de Rusia, desatando inmediatas alertas de tsunami en 15 países y territorios bañados por el océano Pacífico, desde Japón hasta las costas mexicanas. El sismo, registrado a las 8:25 hora local (23:25 GMT del lunes) a una profundidad de 18.2 km, generó olas de hasta 4 metros que inundaron zonas costeras rusas y mantienen en vilo a las autoridades de protección civil de tres continentes.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) confirmó que el epicentro se localizó frente a las costas de Kamchatka, en una de las zonas de subducción más activas del planeta donde la placa del Pacífico se desplaza bajo la placa Norteamericana a razón de 75 mm anuales. Las primeras imágenes mostraron el derrumbe parcial de una guardería infantil en la localidad de Severo-Kurilsk y daños estructurales en la isla Paramushir, donde cuatro olas sucesivas penetraron hasta 200 metros tierra adentro, arrastrando vehículos y dañando infraestructura portuaria.

La Agencia Meteorológica de Japón (JMA) activó su sistema de alerta temprana, advirtiendo sobre olas de hasta 3 metros en las costas del Pacífico japonés y ordenando la evacuación inmediata de zonas bajas en Hokkaido. En Estados Unidos, el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico emitió avisos para Hawái, Alaska, California, Guam y las Islas Marianas del Norte. México activó protocolos de prevención en ocho estados costeros: Baja California, Baja California Sur, Sinaloa, Jalisco, Colima, Guerrero, Michoacán, Oaxaca y Chiapas.
Este terremoto representa el octavo más potente registrado instrumentalmente en el mundo y el mayor en la región desde 1952, cuando un sismo de 9.0 en la misma zona generó un tsunami devastador. Expertos del Instituto de Geociencias (IGEO) de España destacaron que el mecanismo de falla inversa -con movimiento vertical de las placas- fue “el escenario perfecto para generar tsunamis de largo alcance”.
Aunque inicialmente se reportaron olas destructivas en las islas Kuriles rusas, el ministro de Emergencias regional, Serguéi Lébedev, confirmó que no se registraron víctimas fatales. Horas después, un sismo secundario de magnitud 6.2 llevó a Rusia a desactivar su alerta, aunque California mantiene precauciones desde el sur de Klamath hasta la frontera con Oregón.
Institutos sismológicos internacionales publicaron modelos de propagación del tsunami que muestran su trayectoria a través del Pacífico. El IGN español destacó que este evento ocurre en una de las zonas sísmicas más activas del planeta, donde en 1952 un terremoto de similar magnitud generó olas de 15 metros que llegaron hasta Hawái y Chile.
Mientras las autoridades rusas evalúan los daños materiales en sus territorios del extremo oriente, los sistemas de monitoreo oceanográfico permanecen en alerta ante posibles variaciones en el comportamiento de las olas. Este evento reavivó los protocolos de prevención establecidos tras el tsunami de Japón en 2011, demostrando la vulnerabilidad compartida de las naciones del Pacífico frente a estos fenómenos naturales.