El Senado de Estados Unidos alcanzó un acuerdo bipartidista para reabrir el gobierno federal, tras 40 días de cierre, resultado del prolongado desacuerdo entre demócratas y republicanos sobre la extensión de los subsidios de salud y el financiamiento temporal de la administración pública. El pacto fue negociado por los senadores Angus King, Jeanne Shaheen y Maggie Hassan, con apoyo de varios republicanos, y permitirá reanudar las operaciones gubernamentales mientras se debate la legislación de gasto y los créditos fiscales de la Ley de Cuidado de Salud Asequible.
El domingo 9 de noviembre, la cámara alta votó con 60 votos a favor para avanzar hacia la aprobación de una legislación de compromiso que financiará al gobierno y abrirá la puerta a una votación posterior sobre la extensión de los subsidios de salud, los cuales vencen el próximo 1 de enero. Aunque el acuerdo no garantiza dicha prórroga, sí representa el primer paso para restablecer las funciones públicas afectadas por más de un mes de parálisis.
El líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, votó en contra del paquete, al igual que la mayoría de sus colegas de bancada, con excepción de ocho senadores demócratas que respaldaron la medida. Según fuentes citadas por Fox News, el entendimiento fue suficiente para destrabar las negociaciones, que llevaban semanas estancadas.

Los senadores Jeanne Shaheen, Maggie Hassan (ambas de New Hampshire) y Angus King (independiente por Maine) fueron clave para alcanzar el consenso. Los tres legisladores, con experiencia como exgobernadores, propusieron aprobar tres proyectos de ley de gastos bipartidistas y extender el financiamiento federal hasta finales de enero, a cambio de garantizar una votación en diciembre sobre los créditos fiscales de salud.
El acuerdo también contempla la reversión de los despidos masivos de empleados federales realizados por el gobierno del presidente Donald Trump desde el inicio del cierre el 1 de octubre, y garantiza el pago retroactivo de los salarios atrasados de los trabajadores públicos.
Durante las casi seis semanas de cierre, la actividad económica estadounidense sufrió pérdidas estimadas en 15 mil millones de dólares, equivalentes a entre 0.1 % y 0.2 % del PIB semanal, según datos del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca (CEA) basados en análisis de Goldman Sachs, Fiserv y la Reserva Federal. El informe advierte que la parálisis redujo el gasto de los consumidores en unos 30 mil millones de dólares, tanto por la falta de ingresos de los empleados federales como por los efectos indirectos en otros sectores.
En redes sociales, el senador republicano Markwayne Mullin expresó su apoyo al acuerdo. “Voté por decimoquinta vez para poner fin al cierre del gobierno, pagar a nuestras tropas y aprobar proyectos de ley clave de asignaciones para financiar agricultura, construcción militar y el poder legislativo”, escribió en su cuenta de X. Añadió que esperaba que el cierre, que afectó a miles de familias en su estado, llegara pronto a su fin.
Por su parte, el presidente republicano Donald Trump declaró que “parece que estamos muy cerca del fin del cierre del gobierno”, en espera de que el Senado formalice el acuerdo para su promulgación. “Parece que nos acercamos al final del cierre; lo sabremos con seguridad. Muchas gracias”, dijo ante reporteros en la Casa Blanca.

Disputa por los subsidios de salud
El cierre se originó por el desacuerdo entre los republicanos, que impulsaban un proyecto de ley de gasto temporal, y los demócratas, que exigían incluir una extensión de los subsidios de la Ley de Cuidado de Salud Asequible (Obamacare). Los demócratas apoyaron la propuesta del senador Schumer para desbloquear el gobierno a cambio de extender un año más dichos subsidios, que benefician a millones de estadounidenses y expiran a finales de 2025.
El líder de la mayoría republicana en el Senado, John Thune, calificó esa propuesta de inviable y defendió un paquete provisional de financiación, aprobado por la Cámara de Representantes pero rechazado en 15 ocasiones por la cámara alta. Finalmente, el domingo 9 de noviembre, Thune confirmó que no levantaría la sesión hasta lograr un acuerdo definitivo, lo cual se concretó esa misma noche.
El cierre del gobierno federal afectó miles de empleos y suspendió servicios no esenciales en todo el país, desde la tramitación de pasaportes hasta programas de alimentación y asistencia educativa. También generó incertidumbre en los mercados financieros y dificultó la planificación de empresas que dependen de contratos con el gobierno estadounidense.
El acuerdo alcanzado en el Senado permitirá reactivar las operaciones gubernamentales y reanudar el pago a los empleados federales, además de abrir una nueva ronda de negociaciones sobre el presupuesto general y los subsidios de salud.
De acuerdo con CNN, las conversaciones se llevaron a cabo a puerta cerrada, y aunque no se modificaron aspectos sustanciales del proyecto, sí se logró una “prórroga limpia” que extenderá el financiamiento hasta finales de enero, mientras se define el presupuesto completo del ejercicio fiscal.
El senador Markwayne Mullin señaló que, tras la aprobación del paquete provisional, buscarán extender la actual resolución de financiación para las áreas de agricultura, defensa y poder legislativo, asegurando que los recursos fluyan sin interrupciones.
El cierre, que tuvo un alto costo económico y político, también sirvió para evidenciar las tensiones persistentes entre ambas bancadas respecto a la política fiscal y sanitaria. Sin embargo, el avance del acuerdo bipartidista en el Senado representa un paso significativo hacia la estabilidad institucional, al restablecer el funcionamiento del gobierno y garantizar los servicios a la ciudadanía.
Con la aprobación del Senado y la inminente firma presidencial, Estados Unidos se encamina al fin de un cierre gubernamental de 40 días, uno de los más prolongados en la historia reciente del país, y se prepara para reanudar plenamente sus actividades públicas y administrativas en los próximos días.





