Roland Garros 2025: estrellas en la cancha y fuera de ella

Por: Fernanda Aguilar

Este fin de semana, París fue mucho más que moda, baguettes y atardeceres en el Sena. El polvo de ladrillo se volvió protagonista con las finales de Roland Garros 2025, y no solo por lo que pasó en la cancha… sino también por lo que se vivió en las gradas. Tenis de alto nivel, una energía de película, y un front row lleno de nombres que hacen que incluso a los no fans del deporte les den ganas de ver un partido entero.

La final femenil: Coco Gauff está en su era

Coco Gauff logró su primer título en Roland Garros derrotando a Aryna Sabalenka con parciales 6‑7(5), 6‑2, 6‑4 en apenas 2 horas y 38 minutos. Jugó como si el partido le perteneciera desde el primer punto. Dominó con temple, estrategia y un ritmo que nos dejó sin aliento. Pero más allá del nivel brutal, hubo un momento que se volvió el highlight de todo Roland Garros: ese abrazo con Spike Lee apenas terminó el partido. Sí, Spike estaba en las gradas, y cuando Coco ganó, corrió directo a él. No fue show. Fue emoción pura.

La final masculina: Sinner vs. Alcaraz, y la nueva era del tenis

Carlos Alcaraz salió campeón tras una remontada épica contra Jannik Sinner, con marcador final 4‑6, 6‑7(4), 6‑4, 7‑6(3), 7‑6(10‑2) en una batalla de 5 horas y 29 minutos, la más larga en la historia del torneo. De esos partidos que no quieres que terminen. Dos talentos que están marcando la nueva generación del tenis y que lo hacen con un estilo que se siente fresco, rápido y emocionante. Ganó Alcaraz, pero los dos se robaron todos los aplausos. Fue una final limpia, intensa y de esas que se quedan en la memoria.

Pero hablemos del front row…

Las gradas también tenían su propio line up. Spike Lee —el fan número uno del tenis— no se perdió ninguna final. Dustin Hoffman clásico y sin esfuerzo, apareció como si el Roland Garros fuera parte de su rutina desde siempre. Eddie Redmayne y su esposa llevaron elegancia británica al estadio, y Romeo Beckham sumó ese toque cool y relajado que parece tener en el ADN. También se dejaron ver Natalie Portman, discreta pero siempre on point; George Russell, demostrando que no solo domina la F1, también sabe moverse con flow fuera del circuito; Pharrell Williams, siempre dando cátedra de estilo; y Lily Collins, con vibe de “Emily en París”, pero más effortless.

Y sí, las cámaras los captaron. Pero lo que más llamó la atención fue que no se trataba solo de estar, sino de estar presentes. Aplaudiendo de verdad, emocionándose, sintiendo el juego.

Roland Garros este año no fue solo tenis. Fue emoción pura y glow en cada rincón. Porque cuando las historias se juegan con raquetas, pero también con abrazos, miradas y celebridades que están ahí de verdad —no solo por la foto— es cuando todo cobra otra dimensión. Ahí es donde el deporte se vuelve espectáculo. Donde todo se vuelve inolvidable.

Redacción

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