La experiencia de la lectura va más allá del texto que contiene un libro, y la edición más reciente de La Tumba es la prueba de ello. A finales del año pasado Alfaguara, de Penguin Random House lanzó su edición conmemorativa de La Tumba, de José Agustín por el aniversario 60 de la disruptiva novela que ha llamado la atención de generaciones.
Fue en otro cumpleaños, el de un joven José Agustín, cuando La Tumba comenzó a ver la luz. Juan José Arreola, el mítico escritor y su tallerista, le daba la buena noticia a José Agustín de que su obra sería publicada.
La historia se encuentra mejor contada en la edición de Alfaguara junto con otros testimonios y anécdotas entre las que destaca la de Margarita Bermúdez, su esposa, así como las memorias de su viaje a Cuba (para el que tuvo que casarse con su amiga Margarita Dalton), y el acercamiento a sus amigos y familiares mediante textos que encapsulan al lector en el mundo de José Agustín.
Alfaguara acerca a los lectores una experiencia más completa de la lectura que lleva el contenido a salirse de la ficción y entrar de lleno al personaje del escritor, el fundador de la “literatura de la onda” sin querer; el que escribía así-como-va; el que cargó en sus hombros la literatura joven y disruptiva en el mundo de las letras durante los años sesentas.
La relevancia de una edición tan completa es que permite al lector no solamente empaparse del tedio de Gabriel Guía, de ese muchacho que se calza la rebeldía como zapatos cada mañana; sino que compagina la novela con un prólogo escrito por Brenda Navarro (que vuelve personal la experiencia de La Tumba), fotografías inéditas, conversaciones con testigos clave, y un diseño editorial muy cuidado.
El texto de José Agustín ha devorado a su autor y el autor mismo se ha convertido en un ente inseparable de La Tumba, por lo que el contenido completo de la edición conmemorativa es como mirar el paisaje en su totalidad desde una altitud.
Cinismo, rebeldía, música y literatura; puede que describa a algunas juventudes al pie de la letra, y puede que esa descripción se escabulla de otras, pero sí pinta el retrato de La Tumba, de Gabriel Guía y de sus años adolescentes.
Desenvuelto y sin tapujos, el primer libro de José Agustín dotó de vida y juventud a la literatura aunque entonces se le criticó. Hoy no se le debate su importancia cultural, por supuesto, por modificar los cánones de la literatura y el lenguaje literario. Su obra, tanto en contenido como en forma, abrió las puertas a nuevos autores a encontrar maneras de expresar la literatura venidera, a partir de los años sesenta.
José Agustín falleció el 16 de enero del 2024, pero su esencia vive en su obra que la ha absorbido. Es imposible hablar de José Agustín sin La Tumba; es imposible hablar de La Tumba sin hablar de José Agustín.
Texto por: Ana Sierra
Foto de portada: Cortesía
Lee más: 4 películas para entender el contexto del papado en El Vaticano