Pornocracia | “Las muertas más vivas”

Mezcala no existe. Pero huele. A corrupción, a placer barato, a cadáveres que nadie reclama. En su primera serie para Netflix, Luis Estrada no suaviza nada. Luis convierte la novela de Jorge Ibargüengoitia en una serie que huele a pólvora, a sudor, a deseo transaccional. Aquí no hay nostalgia: hay podredumbre con banda sonora.

Estrada no adapta: desentierra. Reescribe el México de los años 60 con bisturí oxidado. Las hermanas Baladro —proxenetas, asesinas, íconos de la desmesura nacional— se convierten en el eje de una narrativa que mezcla humor negro con crítica social. No hay redención. Hay farsa, hay sangre, hay chachachá.

Cada plano es una postal maldita: burdeles con luces de feria, policías que sonríen mientras torturan, políticos que bailan mientras entierran. Mezcala es un espejo deformante, pero reconocible. Porque lo grotesco no es ficción: es costumbre. Y la costumbre, se sabe, es más fuerte que el amor.

Estrada filma como quien acusa. Su cámara no observa: denuncia. Y lo hace con una estética que recuerda sus películas más emblemáticas —de “La ley de Herodes” a “El infierno”— pero ahora con el ritmo narrativo de una serie que no pide permiso. Cada episodio es una película distinta. Pero seriada. Cada capítulo, una bofetada. Cada diálogo, una bala envuelta en celofán.

Las actuaciones son otro acierto. Las Baladro no son caricaturas: son monstruos entrañables. Mujeres que negocian con la muerte, que maquillan la violencia, que entienden el poder como mercancía. Y alrededor de ellas, un elenco que se mueve entre lo patético y lo sublime, como si todos supieran que están atrapados en una tragicomedia sin salida.

Gracias, Luis, por la breve conversación después de ver tu deseo fílmico más grande. Por convertir seis películas en seis capítulos. Por no ceder ante la tibieza. “Las muertas” no es una serie para maratonear: es para digerir con sal y limón, como los relatos que duelen pero no se olvidan.

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📍“Las Muertas”.
📍Estreno: 10 de septiembre en Netflix.
📍Advertencia: no apta para nostálgicos del México bonito.
📍Bienvenidos a Mezcala: donde el crimen es rutina y la risa, resistencia.

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Enrique Hernández Alcázar

Enrique Hernández Alcázar