Oasis: lloriqueo, euforia y post adolescencia

Ciudad de México, Oasis está tocando Wonderwall en su encore y cierro los ojos… tengo alrededor de 16 años y estoy con mis amigos de la cuadra experimentando las primeras borracheras de mi vida, una época en la que los problemas eran no tener dinero y no gustarle a las chavas, estoy feliz, más delgado y tomando ron Reyes o tequila Cazadores.

Because maybeeee… You’re gonna be the one that saves me… And after all… You’re my wonderwaaall..

Sigo con los ojos cerrados y cantando… pienso en ellos y empiezo a llorar, ¿de felicidad? ¿de nostalgia? ¿de saber que nunca volveremos a ser los mismos? De no sé qué chingados, pero lloro y canto en honor a ese grupo de chavales que fuimos y que estábamos ansiosos por crecer. Abrazo más fuerte a Alma y abro los ojos, ahí están Maggy y Elisa cantando conmigo. Por hoy, la vida está bien…

Cuatro horas antes…

Son las 7:35 de la noche y voy caminando sobre el puente que atraviesa el Viaducto Miguel Alemán del Palacio de los Deportes al nuevo Estadio GNP, voy con Alma y Maggy para encontraros con Elisa y Paco, tenemos una cita con los hermanos Gallagher y Oasis. Esperé 22 años para poder verlos en vivo, antes no se podía, ahora sí.

Vamos de prisa y ya está sonando Matt Shultz y Cage the Elephant dentro. Pasamos docenas de puestos con mercancía pirata de Oasis y francamente hay algunas que se ven de muy buena calidad, pienso en comprar algo pero recuerdo que no traigo efectivo y los únicos 200 pesos que traía se los di al “viene viene” que nos apartó espacio.

Nos encontramos con Elisa y Paco, nos abrazamos, hay euforia y estamos felices, a pesar de que Paco no está en nuestra zona que es General B, él está en General A, maldito, nos despedimos rápido y prometemos encontrarnos al final, menuda mierda que nunca pasó entre el cúmulo de gente. En fin, Entramos y buscamos un lugar apropiado, esperando que a la mera hora no se nos vaya a parar un altote enfrente o bien, uno de esos especímenes horrorosos que quieren grabar todo el perro concierto, afortunadamente todavía hay buen espacio para elegir.

Cage the Elephant cierra con Come a Little Closer y empieza a llegar un buen de gente con buckets de todos colores, chamarras verdes tipo Liam y tenis adidas, de fondo ponen The Who y la banda empieza a corear Baba O´Riley en voz del mítico Roger Daltrey, mi güero hermoso. Faltan 40 minutos para el esperado regreso de Oasis así es que vamos por algo de beber.

22 años los espere, malditos

Finalmente dan las 9 en punto y como buenos ingleses inicia el show con un collage de gráficos que entre tuits especulativos, periodicazos y guitarrazos nos recuerdan que “This is happening”. Y en efecto, está sucediendo lo que pensamos jamás volvería a ocurrir. Guitarras y batacazos, hace frío pero ¿a quién le importa? salen Liam y Noel saludando… y empieza una de las mejores noches de nuestras vidas con Hello.

A partir de ahí y en pocos segundos ocurren varias cosas que continuación describiré: gritos descomunales, concurso de vasos voladores, cerveza en el aire, celulares grabando que no dejan ver ni madres, un vato se tapa la cara ¿estará llorando? tres inglesas que tenemos enfrente chocan los vasos para brindar, hay gente que maldice, unas señoras aplauden, se abrazan, sí esta llorando el vato, videoselfies, brincos, euforia, ¿tristeza? se ondean banderas, brazos alzados y el suelo se empieza a cimbrar. Por algún momento pienso en que moriremos por un socavón, seremos la nota pero ¿qué importa? Morimos viendo a Oasis, locos por Oasis.

A partir de ahí no paramos de cantar y brincar, sonaron entre otras Morning Glory, Bring It on Down, Fade Away, Supersonic, Half the World Away, Little by Little y D´You Know What I Mean? Llega Stand by Me y es mi momento de llorar, a esto vine, a ser el chilletas que soy cuando conecto con la música. Es quizá la canción que más he repetido de la banda en mi vida, la he usado para trabajar, para hacer ejercicio, para el transporte público, para los viajes, para bañarme, para todo y sin embargo, no lloro, ¿porqué? Quien sabe, pero igual la disfruto como si no hubiera un mañana.

Luego vienen Slide Away, Whatever, Live Forever y Rock´n Roll Star con la que brincamos y nos desgarramos las gargantas. Frente a nosotras hay unas morras inglesas que no han parado de cantar y de beber, una de ellas se voltea se pone a cantar con Maggy a coro. El estado más puro de la conexión musical es ese, dos personas desconocidas, que no hablan el mismo idioma y que no viven las mismas realidades, conectando con una canción y compartiendo un instante ¿de eso se trata la música, no? De conexiones y emociones.

Ya sabía del encore y no estaba preparado

Finalmente empezaron las últimas tres rolas, que todo mundo ya sabíamos serían Don´t Look Back in Anger, Wonderwall y Champagne Supernova. Estamos listos y preparados para el gran cierre, o no.

And sooooo Sally can wait, she knows its too late as we’re walking on by… Her soul slides away (estamos flipando)… But don’t look back in anger… I heard you say.

Pasan los años y esa canción es PODEROSA… luego viene Wonderwall y la euforia que empezó a las 9 de la noche no se ha bajado ni tantito, de hecho creo que ahora hay más, ya no escucho, me estoy quedando sordo pero ¿a quién le importa?

Mientras suena Wonderwall abrazo a Alma empiezo a cantar y en el coro cierro los ojos y me acuerdo de Chon, Pavel, Shaggy, Pico, Pillo, Alex, Güero, Shirpa y Oso, todos adolescentes en “el cuartito”, la mayoría ebrios y cargados de energía cantando Wonderwall a coro mientras soñábamos con la vida misma, con gustarle a las chavas, con tener una banda de rock, con ganar dinero, con el futuro y con esos que fuimos y que jamás volveremos a ser.

Sigo con los ojos cerrados y lloro ¿de nostalgia? Sí, ¿de alegría? También, salud por esos morros estúpidos que fuimos y por los señores estúpidos que somos ahora. Abrazo más fuerte a Alma y me da pena que me vean llorar Elisa y Maggy, pinche frágil.

Me seco las lágrimas con disimulo…

Luego viene Champagne Supernova y es la cereza del pastel, el cierre definitivo, el fin de una espera que pareciera nunca iba a llegar, me falta media hora de concierto, pero con los Gallagher no se juega. No importan las fallas en el audio, ni que estábamos bien pinche lejos, nada importa, es el cierre, nuestro cierre, esperamos muchos años por este momento y por fin ha llegado.

Fuegos artificiales, un final épico, historia pura, adrenalina hasta arriba, oídos sordos y pies adoloridos. Liam y Noel nos han regalado una noche que jamás olvidaremos y que yo en lo personal, necesitaba.

Hasta otra.

Compartir esta noticia
Antonio Flores

Antonio Flores