México es campeón en horas trabajadas y estrés laboral

En el marco del Día de la Relajación, celebrado cada 15 de agosto, México encabeza el ranking de la OCDE con 2,226 horas trabajadas al año por persona dentro de un universo de 38 países; la comparación con Alemania (1,349) y Francia (1,490) ilustra cómo las largas jornadas no se traducen necesariamente en mejores resultados y por qué el debate sobre bienestar y salud laboral cobra relevancia, más aún cuando el IMSS reporta 75% de estrés laboral en 2024–2025.

El dato de la OCDE coloca a México a la cabeza en tiempo dedicado al trabajo. La cifra, 2,226 horas anuales por trabajador, contrasta con los niveles de países europeos como Alemania y Francia. La disparidad sugiere que trabajar más no siempre equivale a trabajar mejor, una conclusión contenida en la propia lectura de la estadística que anima a revisar la relación entre tiempo de trabajo y bienestar. El Día de la Relajación ofrece un marco temporal para subrayar un mensaje: en contextos de alta carga laboral, la pausa se convierte en asunto de interés público.

Estrés laboral: tres de cada cuatro personas trabajadoras

De acuerdo con reportes del IMSS respaldados por datos 2024–2025, 75% de la fuerza laboral en México enfrenta estrés laboral. La magnitud del fenómeno muestra un problema extendido que trasciende el cansancio cotidiano y se expresa en malestares persistentes. Las jornadas largas funcionan como telón de fondo de un escenario donde el estrés no es un episodio aislado, sino una condición crónica que acompaña a millones de personas.

Junto con el estrés, México registra 55.8% de personas trabajadoras en informalidad. Esta condición implica ausencia de prestaciones, seguridad social y estabilidad, elementos cuya carencia incrementa la ansiedad y la incertidumbre. La combinación de largas horas, alta prevalencia de estrés y un amplio segmento sin cobertura formal configura un entorno laboral donde el riesgo no solo es percepción, sino una experiencia concreta para más de la mitad de quienes trabajan.

Salud: del síntoma inmediato al riesgo de largo plazo

Las secuelas del estrés y los impactos repetitivos de la sobrecarga laboral abarcan desde dolores de cabeza, náuseas, vómitos, mareos, zumbidos de oídos, fatiga, sensibilidad a la luz y visión borrosa, hasta confusión, desconcentración, pérdida de memoria y alteraciones del sueño. En sus formas más serias, el cuadro puede relacionarse con enfermedades cardíacas, insomnio, ansiedad, depresión y problemas digestivos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) equipara el riesgo del estrés crónico con el tabaquismo y la obesidad, señalando su impacto en la calidad de vida y el desempeño.

Las vías de relajación mencionadas abarcan prácticas accesibles: yoga, meditación, caminar, escuchar música o respirar conscientemente. También se contemplan aplicaciones como Headspace, Calm, Insight Timer, Aura y Breethe, que ofrecen desde meditaciones guiadas hasta esquemas de relajación personalizada. En un entorno donde las horas extra suelen celebrarse como símbolo de sacrificio, incorporar activaciones de bienestar constituye un reto cultural que requiere constancia y normalización dentro de la rutina.

Productividad y cuidado: una ecuación de largo aliento

En la conversación pública se reconoce que cuidar a las personas trae efectos en rotación, ausentismo y desempeño. La referencia al largo plazo subraya que el bienestar no es una concesión sino un componente de la productividad sostenida. En el país que encabeza la OCDE en horas trabajadas, aprender a frenar —aunque sea por momentos breves— se plantea como una decisión con impacto sobre la salud y la capacidad de sostener el ritmo cotidiano.

El Día de la Relajación pone en el centro la necesidad de pausas conscientes. La estadística de 2,226 horas anuales y el 75% de estrés laboral forman un marco para reflexionar sobre la vida diaria de quienes trabajan en México. La cifra de 55.8% en informalidad recuerda, además, que gran parte de la población lo hace sin redes de protección. Volver sobre estas proporciones es insistir en que bienestar y productividad no compiten, sino que coexisten cuando la dedicación se acompaña de descanso, cuidado y rutinas de relajación.

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Filiberto Cruz

Filiberto Cruz