Más de 2.000 civiles, en su mayoría mujeres y niños, fueron asesinados durante la ofensiva de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) contra la ciudad de Al-Fashir, en Darfur, según denunciaron este martes las autoridades locales. Los hechos ocurrieron entre el domingo y el lunes, cuando el grupo paramilitar capturó la ciudad, último bastión del Ejército sudanés en la región. Las autoridades calificaron la matanza como un “genocidio”, mientras cerca de 30.000 personas han huido del fuego paramilitar.
La denuncia fue realizada por las Fuerzas Conjuntas de Sudán, una alianza entre el Ejército y varios grupos armados, que responsabilizó directamente a las FAR de la muerte de “más de 2.000 civiles desarmados”. La mayoría de las víctimas eran mujeres y niños que se encontraban en sus hogares durante los ataques.

El gobernador de Darfur, Mini Arko Minawi, designado por el Gobierno de Sudán, confirmó la magnitud de la tragedia. “Al-Fashir y los pueblos adyacentes sufrieron una masacre y un genocidio por parte de las Fuerzas de Apoyo Rápido”, declaró el funcionario, quien también lidera un grupo rebelde aliado del Ejército. Minawi, que ha denunciado en reiteradas ocasiones el asedio impuesto sobre la ciudad desde mayo de 2024, condenó el “odio y la crueldad” de las FAR.
Crisis humanitaria extrema en Al-Fashir
La situación humanitaria en Al-Fashir es crítica. Tras más de un año y medio de bloqueo, los residentes enfrentan una escasez severa de alimentos, agua y suministros médicos. Las organizaciones humanitarias señalan que miles de familias han sobrevivido consumiendo alimento destinado a animales de granja. El asedio prolongado ha impedido la entrada de ayuda humanitaria y ha dejado a la población sin servicios básicos.
La caída de Al-Fashir representa un golpe estratégico para el Ejército sudanés, que había mantenido el control de la ciudad pese al asedio de las FAR. La ofensiva paramilitar culminó con la toma completa de la localidad, desatando una nueva ola de desplazamientos masivos hacia zonas más seguras.

Decenas de miles de desplazados por la ofensiva
De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), entre 24.075 y 26.575 personas huyeron de sus hogares en los últimos días debido al avance de las FAR en los estados de Darfur y Kordofán del Norte. Solo de la ciudad de Um Dam Haj Ahmed se desplazaron entre 22.500 y 25.000 personas, mientras que unas 1.575 escaparon de la aldea de Al Kuwaymat.
La OIM advirtió sobre un “mayor movimiento hacia la localidad de Omdurmán”, en el estado de Jartum, y hacia Al Diwaim, en el Nilo Blanco, ambas bajo control del Ejército sudanés. El gobernador Minawi afirmó que la paz “no se logra con humillación” y rechazó el desplazamiento de “los habitantes originales para poner a otros en su lugar”.
Crímenes de guerra y ejecuciones sumarias
Tanto Naciones Unidas como organizaciones de derechos humanos han documentado múltiples violaciones a los derechos humanos por parte de las FAR en la región. Entre ellas, ejecuciones sumarias, saqueos y secuestros. Testimonios locales confirman que los ataques en Al-Fashir incluyeron el uso de artillería pesada en zonas residenciales.
El asedio a la ciudad, iniciado en mayo de 2024, ya había provocado miles de muertes por hambre y enfermedades. Con la reciente captura de Al-Fashir, los observadores temen que las agresiones se extiendan hacia otras localidades cercanas.
Ataques contra trabajadores humanitarios
La violencia no ha afectado solo a la población civil. La Red de Médicos de Sudán informó que al menos 27 personas murieron en ataques atribuidos a las FAR en la ciudad de Bara, tras su captura por parte de los paramilitares. Según la ONG, los agresores ejecutaron a civiles, saquearon propiedades y secuestraron a varios habitantes.
Por su parte, la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR) denunció la muerte de cinco de sus voluntarios en Bara. Otros tres permanecen desaparecidos. La organización indicó que los trabajadores humanitarios se encontraban debidamente identificados con chalecos de la Media Luna Roja durante una operación de reparto de alimentos.
La FICR expresó su “horror, conmoción y profunda tristeza” por el ataque, y reiteró su llamado a respetar los emblemas de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, así como la labor humanitaria que desempeñan. Desde el inicio de la guerra en abril de 2023, la Media Luna Roja sudanesa ha perdido 21 trabajadores en el cumplimiento de sus funciones.
Un conflicto sin fin
La guerra civil en Sudán comenzó en abril de 2023, cuando estallaron los enfrentamientos entre el Ejército y las Fuerzas de Apoyo Rápido. Desde entonces, decenas de miles de personas han muerto y más de 13 millones han sido desplazadas. La ONU advierte que la mitad de la población enfrenta niveles graves de inseguridad alimentaria, en lo que se considera la peor crisis humanitaria del mundo.
El gobernador Minawi advirtió que “este no es el final” y llamó a la resistencia frente al dominio paramilitar. Sin embargo, la población civil continúa atrapada entre las dos fuerzas enfrentadas, mientras la ayuda humanitaria sigue sin poder acceder a las zonas más afectadas del oeste de Sudán.
Con la caída de Al-Fashir, el conflicto en Darfur entra en una fase aún más crítica, marcada por la violencia indiscriminada y el desplazamiento masivo de civiles. Las denuncias de genocidio y los ataques contra personal humanitario evidencian el deterioro acelerado de una crisis que, según organismos internacionales, amenaza con desestabilizar toda la región.





