La Academia Sueca otorgó este año el Premio Nobel de Literatura a László Krasznahorkai, escritor y guionista húngaro nacido el 5 de enero de 1954 en Gyula, Hungría, por una trayectoria literaria caracterizada por su prosa intensa, filosófica y profundamente introspectiva. Con esta decisión, el autor sucede a la surcoreana Han Kang, laureada en 2024.
En su comunicado oficial, la Academia destacó que la obra de Krasznahorkai representa una “búsqueda del sentido en medio del terror apocalíptico, donde el arte se alza como último refugio frente al caos”. El reconocimiento, considerado el más importante de las letras universales, será entregado el próximo 10 de diciembre en Estocolmo, en una ceremonia que conmemora la muerte de Alfred Nobel, creador del galardón.

Una voz singular en la literatura contemporánea
Krasznahorkai es una figura central en la narrativa europea contemporánea. Su estilo, asociado con el posmodernismo, se distingue por frases extensas y densas, párrafos ininterrumpidos y una atmósfera literaria marcada por la desesperanza, la decadencia y la búsqueda de redención.
Su primera novela, Tango satánico (1985), lo consagró como un autor de culto. A ella le siguió Melancolía de la resistencia (1989), obra que profundiza en la desintegración moral de una comunidad ficticia frente al colapso de la civilización moderna. Ambas novelas fueron adaptadas al cine por su colaborador y amigo Béla Tarr, lo que amplió su proyección internacional.

Reconocimientos internacionales
El Nobel de Literatura 2025 se suma a una destacada lista de galardones obtenidos por el escritor. En 2015 recibió el Man Booker International Prize, y en 2024 el Premio Formentor de las Letras, que reconoce la excelencia literaria y la contribución al pensamiento contemporáneo. En su país natal, fue distinguido con el Premio Kossuth en 2004, el máximo honor cultural de Hungría.
Además de su formación en Derecho y Literatura Húngara, Krasznahorkai vivió durante largos periodos en Asia, especialmente en China, Japón y Mongolia, experiencias que marcaron su estética y su visión del mundo. La crítica literaria ha señalado la influencia de la filosofía oriental en su obra, especialmente en su exploración del tiempo, la espiritualidad y el silencio.

El proceso de selección del Nobel
El Premio Nobel de Literatura es decidido por los 18 miembros de la Academia Sueca. Cada año, miles de nominaciones son enviadas por universidades, academias y asociaciones literarias de todo el mundo. El comité selecciona cinco finalistas, cuyas obras son analizadas exhaustivamente antes de emitir una decisión final.
El proceso está rodeado de estricto hermetismo, y los nombres de los nominados no se hacen públicos hasta pasados 50 años. Este sistema, diseñado para garantizar la independencia del jurado, ha sido también fuente de controversias históricas por la exclusión de figuras como León Tolstói, James Joyce o Jorge Luis Borges.

Un premio que trasciende generaciones
A lo largo de su historia, el Nobel de Literatura ha premiado a autores de distintas tradiciones y géneros, desde poetas y novelistas hasta ensayistas y dramaturgos. En ocasiones, la Academia ha sorprendido al mundo con decisiones polémicas, como el reconocimiento al músico Bob Dylan en 2016 o al autor austriaco Peter Handke en 2019.
Más allá de las polémicas, el galardón ha mantenido su papel como un referente cultural global. En el ámbito hispanoamericano, destacan nombres como Gabriel García Márquez (1982), Pablo Neruda (1971) y Mario Vargas Llosa (2010).
El legado de Krasznahorkai

Con esta distinción, László Krasznahorkai se incorpora a la lista de escritores que han marcado el rumbo de la literatura contemporánea. Su obra, caracterizada por su densidad filosófica y su mirada apocalíptica del mundo moderno, continúa inspirando a lectores y autores por igual.
La Academia Sueca reafirma así su compromiso con una literatura que desafía los límites del lenguaje y enfrenta las grandes preguntas existenciales del ser humano. Como señaló el comunicado oficial: “Krasznahorkai nos recuerda que, incluso en los tiempos más oscuros, la palabra escrita sigue siendo un faro de lucidez y resistencia”.