La exposición “Japón. Del mito al manga” en el Museo Franz Mayer ha generado especial interés por incluir una de las obras más icónicas del arte japonés: La gran ola de Kanagawa de Katsushika Hokusai. Creada entre 1830 y 1833 como parte de la serie 36 Vistas del Monte Fuji, esta pieza desafía el concepto tradicional de “original” al tratarse de una xilografía producida masivamente en su época.
Giovana Jaspersen, directora del museo, aclaró durante la presentación que no existe una única versión original de la obra. “El verdadero original sería la plancha de madera tallada, pero esta nunca fue destinada a exhibirse”, explicó.

La naturaleza del grabado –técnica donde se imprimen múltiples copias desde una misma matriz– hace que las miles de impresiones realizadas en el periodo Edo sean consideradas igualmente “originales”.
Mary Redfern, curadora del Young V&A de Londres (institución que prestó la copia exhibida), destacó que solo sobrevive “una pequeña cantidad” de estas impresiones tempranas. La versión llegada a México forma parte de la colección británica desde 1916 y está considerada entre las de mayor calidad preservadas.

Se estima que se produjeron hasta 8,000 ejemplares inicialmente, aunque hoy museos como el Metropolitano de Nueva York, el Británico o la Biblioteca Nacional de Francia custodian ejemplares escasos.
La obra muestra una ola gigante a punto de engullir tres barcas pesqueras, con el Monte Fuji al fondo. Su diseño revolucionario –donde el primer plano dinámico contrasta con la montaña estática– la convirtió en símbolo global del arte japonés, reproducido actualmente en objetos cotidianos.

La exposición permanecerá en el Franz Mayer ofreciendo contexto sobre esta y otras piezas que exploran la evolución cultural de Japón.