Este miércoles, la ciudad japonesa de Hiroshima conmemora el 80 aniversario del bombardeo atómico realizado por Estados Unidos el 6 de agosto de 1945, en una ceremonia marcada por la preocupación de los sobrevivientes ante el creciente apoyo global a las armas nucleares como método de disuasión. El acto reunió a representantes de 120 países y regiones, incluyendo Rusia y Bielorrusia, en el Parque Memorial de la Paz, donde se guardó un minuto de silencio a las 8:15 a.m., hora exacta en que un avión B-29 lanzó la bomba que mató a 140 mil personas.
El número de sobrevivientes, conocidos como hibakusha, disminuye rápidamente, con una edad promedio que supera los 86 años. Organizaciones como Nihon Hidankyo, galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 2022, advirtieron que el tiempo para escuchar sus testimonios se agota. “No nos queda mucho tiempo, mientras enfrentamos una amenaza nuclear mayor que nunca”, señaló el grupo en un comunicado.
El alcalde Kazumi Matsui y el primer ministro Shigeru Ishiba rindieron homenaje en el cenotafio, donde una inscripción reza: “Descansen en paz, pues el error no se repetirá”. Kazuo Miyoshi, de 74 años, recordó a su abuelo y primos fallecidos en el ataque, expresando su temor por el aumento de tensiones nucleares. “No necesitamos armas nucleares”, afirmó.

El aniversario ocurre en un contexto de creciente respaldo internacional a la posesión de armas atómicas, incluso en Japón, país que depende del paraguas nuclear de EE.UU. Comentarios recientes del expresidente Donald Trump, quien comparó un posible ataque a Irán con los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, generaron indignación entre los sobrevivientes. “Es ridículo justificar la violencia nuclear”, dijo Kosei Mito, de 79 años, expuesto a la radiación en el vientre de su madre.
Japón se ha negado a firmar el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, argumentando que su seguridad depende de la alianza con EE.UU. Aunque primeros ministros anteriores han destacado el papel de Japón como único país víctima de ataques nucleares, los hibakusha consideran insuficientes estas declaraciones. Además, el gobierno solo ha compensado a veteranos de guerra, ignorando a civiles afectados, quienes también buscan el reconocimiento de responsabilidad por parte de EE.UU.
Tres días después del ataque en Hiroshima, una segunda bomba en Nagasaki mató a 70 mil personas, llevando a la rendición de Japón el 15 de agosto de 1945 y poniendo fin a la Segunda Guerra Mundial. Ocho décadas después, los sobrevivientes insisten en que la única forma de honrar a las víctimas es trabajar por un mundo libre de armas nucleares.