La presidenta Claudia Sheinbaum anunció que la Secretaría de Salud y de Hacienda llegó a un acuerdo con empresarios refresqueros para reducir el contenido de azúcar en bebidas procesadas, como parte de una estrategia para combatir los precursores de diabetes, hipertensión y obesidad en México. La mandataria federal expuso que “ayer en la noche se llegó a un acuerdo y es importante porque lo que nos interesa es la salud”, aunque precisó que se mantiene una buena parte del IEPS y que este anuncio representa solo un primer acuerdo que será ampliado con trabajo adicional en las próximas semanas.
Sheinbaum reveló que “refresqueros hicieron planteamiento para avanzar en la reducción de azúcar en el corto plazo”, lo que permitió concretar el entendimiento entre las autoridades federales y la industria de bebidas. La presidenta enfatizó que la situación de salud relacionada con el consumo excesivo de azúcar debe atenderse urgentemente para evitar que se agrave en los próximos 20 o 30 años y que los hospitales no se desborden en atenciones relacionadas con enfermedades derivadas de la mala alimentación.
No dio detalles específicos sobre los porcentajes de reducción acordados, solo apuntó que “se mantiene una buena parte del IEPS”, aunque dijo que es un primer acuerdo y se va a seguir trabajando porque, aseguró que se busca que se disminuyan los precursores de la diabetes, hipertensión y obesidad. Este enfoque en las enfermedades crónicas no transmisibles refleja la preocupación gubernamental por los altos índices de estos padecimientos en la población mexicana.

La mandataria explicó que “eso ha llevado al país a una situación muy grave en niños, adultos y adultos mayores, la cantidad de personas que tienen que hacer hemodiálisis y una de las causas es la diabetes hipertensión y mala alimentación vinculada a los alimentos procesados”. Esta declaración contextualiza la urgencia de las medidas anunciadas y su potencial impacto en el sistema de salud pública a mediano y largo plazo.
Aclaró que con las medidas “no quiere decir que se prohíba, pero tiene que haber una buena alimentación”, por lo que insistió que el aumento de impuestos no es un asunto de recursos. Esta precisión busca diferenciar la política fiscal de las estrategias de salud pública, aunque reconoce la complementariedad de ambos enfoques para abordar el problema de las enfermedades relacionadas con la nutrición.
La mandataria federal afirmó que es importante que los empresarios reconocen que se deben bajar los niveles de azúcar y este anuncio es un trabajo que ha llevado Salud para que se reduzcan esos contenidos. El reconocimiento del sector privado sobre la necesidad de modificar los ingredientes en sus productos representa un avance significativo en las políticas de salud pública relacionadas con la alimentación.
Horas más tarde la Industria Mexicana de Coca-Cola anunció un acuerdo con el Gobierno de México para reducir el contenido calórico de sus refrescos, esto como respuesta al alza en el IEPS para las bebidas azucaradas. Este anuncio específico de una de las principales empresas del sector refuerza el alcance del acuerdo general mencionado por la presidenta Sheinbaum durante su declaración inicial.
Como parte del compromiso, Coca-Cola reducirá en 30 por ciento el total de calorías “empezando con las presentaciones más grandes”, detalló Roberto Campa Cifrián, director de Asuntos Corporativos de FEMSA. Este enfoque en los formatos de mayor volumen busca maximizar el impacto poblacional de la reducción calórica, afectando primero los productos de consumo más extendido.

“Se hará un esfuerzo para que los refrescos contengan una menor cantidad de calorías por litro en 30 por ciento, buscando que en un año, 70 por ciento del volumen (producido en México) ya se encuentre en ese supuesto”, dijo en conferencia de prensa en la Cámara de Diputados. La establecimiento de un plazo concreto y un porcentaje de cumplimiento progresivo proporciona transparencia y permite el monitoreo del avance del compromiso adquirido.
Coca-Cola agregó que también impulsará “acciones comerciales” para “la migración” del consumo de refrescos con calorías a refrescos sin calorías. Esta estrategia complementaria busca no solo reformular los productos existentes sino también incentivar el cambio hacia opciones con menor contenido calórico entre la base de consumidores actual.
“Nos comprometemos a trabajar con nuestros distribuidores, canales comerciales y con las autoridades para que la diferenciación de cuotas entre bebidas con calorías y sin calorías beneficie al consumidor. Nuestro objetivo es claro: Que las bebidas sin calorías tengan un precio menor que las equivalentes con calorías”, detalló el representante de FEMSA. Este componente de política de precios busca crear incentivos económicos para que los consumidores opten por las alternativas con menor contenido calórico, ampliando el impacto de las medidas más allá de la reformulación de productos.
El anuncio del acuerdo entre el gobierno federal y la industria refresquera se produce en el contexto de la discusión sobre el paquete económico y las modificaciones al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) para bebidas azucaradas. La simultaneidad de ambos anuncios sugiere una coordinación entre las medidas fiscales y las estrategias de salud pública para abordar el problema de la obesidad y enfermedades relacionadas.
La reducción gradual del contenido de azúcar en las bebidas procesadas representa un enfoque de política pública que combina la voluntariedad de la industria con el marco regulatorio y fiscal del Estado. Este modelo híbrido busca平衡ar los objetivos de salud pública con la viabilidad comercial y operativa de las empresas del sector de bebidas en México.