Las autoridades de la franja de Gaza denunciaron ayer que se encuentran “entre 65 y 70 millones de toneladas de escombros y cerca de 20 mil artefactos explosivos no activados” en el enclave, en una jornada en la que Israel y Hamas intercambiaron acusaciones de violar el plan de paz del presidente estadounidense, Donald Trump. La oficina de prensa del gobierno gazatí indicó en su cuenta en Telegram que “la escala de destrucción y escombros a causa de la guerra genocida de la ocupación israelí en la franja hace dos años ha alcanzado unos niveles sin precedente”, alertando sobre los graves obstáculos para la reconstrucción.
La oficina de prensa del gobierno gazatí indicó en su cuenta en Telegram: “la escala de destrucción y escombros a causa de la guerra genocida de la ocupación israelí en la franja hace dos años ha alcanzado unos niveles sin precedente”. Esta declaración oficial describe la magnitud de la devastación material tras dos años de conflicto armado en el territorio palestino, que ha dejado infraestructuras críticas y viviendas destruidas en gran parte del enclave.
Adelantó que los trabajos para el retiro de los desechos “harán frente a obstáculos significativos”, especialmente por la ausencia de maquinaria pesada ante “la prohibición de entrada de la misma por parte de la ocupación israelí”, que se suma al “veto al ingreso de equipamiento o materiales necesarios para recuperar cadáveres”. Estas restricciones complicarían enormemente las labores de limpieza y recuperación de los territorios afectados por los combates, según la versión de las autoridades gazatíes.

“Esta trágica realidad requiere que la comunidad internacional asuma sus responsabilidades legales y humanitarias y presione a la ocupación israelí para que abra los pasos fronterizos”; asimismo, alertó del peligro de los dispositivos con explosivos no activados, entre ellos bombas y misiles. La advertencia sobre artefactos explosivos sin detonar representa un riesgo adicional para la población civil que intenta retornar a sus hogares o realizar labores de reconstrucción en las zonas devastadas.
A comienzos de mes, el gobierno del enclave afirmó que Tel Aviv arrojó más de 200 mil toneladas de explosivos contra la franja de Gaza a lo largo de las campañas militares que comenzaron hace dos años –en respuesta a una incursión armada del movimiento de resistencia islámica en territorio israelí–, reportó el medio Al Mayadeen. Esta cifra proporciona contexto sobre el volumen de municiones utilizadas durante el conflicto y su relación con la cantidad de escombros y artefactos sin explotar que permanecen en la zona.
“El Estado (israelí) ocupante trabaja día y noche para socavar el acuerdo con sus violaciones sobre el terreno (Gaza)”, declaró un alto cargo de Hamas, tras acusar a Israel de burlar la tregua y haber matado al menos a 24 personas en tiroteos desde el viernes, cuando entró en vigor el alto el fuego. Aseguró que se entregó a los mediadores una lista de esas violaciones. La Fuerzas de Defensa Israelíes no respondieron de inmediato al respecto. Estas acusaciones reflejan la tensión persistente en la implementación de los acuerdos de cese al fuego.
Tel Aviv exigió a Hamas que cumpla con entregar los cuerpos de los 28 rehenes fallecidos; mientras, el movimiento aseveró que entregó 10 cadáveres, pero Israel informó que uno de ellos no era el de un rehén. Este desacuerdo sobre la identificación de restos humanos añade otra capa de complejidad a las negociaciones entre las partes en conflicto, afectando la implementación de los acuerdos humanitarios.
El coordinador de Actividades Gubernamentales en los Territorios (Cogat) indicó que no permitirá la entrada de ayuda humanitaria por el cruce de Rafah, debido a que “esto nunca fue acordado”. Esta posición israelí limita los puntos de acceso para la asistencia humanitaria hacia la población gazatí, que depende en gran medida de la ayuda externa para su supervivencia básica.

Aseveró que “la ayuda continuará entrando a Gaza” por otros pasos. Esta declaración sugiere que Israel mantendría abiertas alternativas para el flujo de asistencia humanitaria, aunque restringiendo el acceso por el cruce de Rafah que conecta con Egipto y ha sido tradicionalmente una vía crucial para suministros.
Desde Nápoles, Gideon Saar, ministro israelí de Relaciones Exteriores, estimó que el paso peatonal “se abrirá probablemente el domingo. Estamos realizando todos los preparativos y acuerdos para ello”. Este anuncio indicaría una posible flexibilización en las restricciones de movimiento para civiles, aunque limitada al tránsito peatonal en lugar de vehículos o maquinaria pesada.
El ministerio de Salud palestino informó que un niño de 11 años fue asesinado a tiros por las fuerzas israelíes en la ciudad de Ar-Rihiya, cerca de Hebrón, en el sur de Cisjordania reocupada, reportó Al Jazeera. Este incidente separado ocurrió fuera de la franja de Gaza, en territorios palestinos bajo ocupación israelí, mostrando que la violencia persiste en múltiples frentes a pesar de los esfuerzos de diplomacia internacional.
La situación descrita por las autoridades gazatíes presenta desafíos logísticos y humanitarios sin precedentes para la reconstrucción del territorio, donde la combinación de escombros masivos y artefactos explosivos sin detonar crea condiciones extremadamente peligrosas para la población civil. La escala de destrucción supera ampliamente la capacidad local para su manejo, requiriendo intervención internacional y equipamiento especializado.
Las restricciones israeles sobre la entrada de maquinaria pesada y equipos de construcción dificultarían no solo la remoción de escombros sino también la localización y desactivación de los aproximadamente 20,000 artefactos explosivos que permanecerían activos en el territorio, según las estimaciones de las autoridades locales. Esta situación mantendría zonas completas como inhabitables y agrícolamente inutilizables.
El intercambio de acusaciones entre Israel y Hamas sobre violaciones al plan de paz ocurre mientras continúan las negociaciones indirectas a través de mediadores internacionales. La discrepancia sobre la entrega de restos de rehenes fallecidos representa uno de los puntos de fricción en estas conversaciones, junto con los mecanismos para la entrada de ayuda humanitaria y la reconstrucción del territorio devastado.





