Francia culmina retirada militar de Senegal tras 65 años de presencia

Este jueves, el Ejército francés completó su retirada definitiva de Senegal al entregar las dos últimas instalaciones militares que mantenía en el país africano, incluyendo la estratégica base de Geille en Dakar. La ceremonia de traspaso, presidida por el jefe del Estado Mayor senegalés Mbaye Cissé y el comandante francés Pascal Ianni, marca el fin de una presencia castrense que se remontaba a 1960, cuando Senegal obtuvo su independencia. Este histórico repliegue se enmarca en el acuerdo bilateral firmado en febrero para retirar todos los efectivos franceses (350 soldados) antes de finales de 2025.

El primer ministro senegalés Ousmane Sonko había anunciado en diciembre de 2024 la decisión soberana de cerrar todas las bases militares extranjeras, argumentando la necesidad de que el país “gestione su propia defensa sin influencias externas”. La base de Geille, como último bastión militar galo en territorio senegalés, representaba un símbolo especialmente significativo de la era poscolonial, al haber albergado durante décadas el cuartel general de las operaciones francesas en África Occidental.

Ousmane Sonko, Primer Ministro de Senegal

Este proceso forma parte de un repliegue militar francés más amplio en la región, que desde 2022 ha visto la salida de tropas de Malí, Burkina Faso, Níger, Gabón, Chad y Costa de Marfil. Según analistas geopolíticos, esta retirada escalonada responde tanto a las crecientes demandas de soberanía de los países africanos como a una reconfiguración estratégica de París, que busca transformar su tradicional rol de potencia garante de seguridad en la región por acuerdos de cooperación más equilibrados.

El Ministerio de Asuntos Exteriores francés subrayó que ambos países trabajarán ahora en “una nueva asociación en defensa y seguridad que considere las prioridades estratégicas de todas las partes”. No obstante, especialistas en relaciones internacionales advierten que esta transición podría crear vacíos de seguridad en una región particularmente afectada por grupos yihadistas y golpes de Estado, al tiempo que representa un desafío logístico y financiero para Senegal, que deberá asumir la custodia completa de su espacio aéreo y marítimo.

La ceremonia de traspaso en Dakar se desarrolló con protocolo militar estricto pero sin grandes manifestaciones públicas, reflejando la naturaleza pragmática de esta despedida castrense. Sin embargo, en círculos académicos senegaleses se valora como un hito en el largo proceso de descolonización, comparable simbólicamente a la salida francesa de Argelia en 1962.

Este repliegue coincide con un momento de redefinición de las alianzas estratégicas en África Occidental, donde potencias como Rusia, China y Turquía han incrementado su influencia militar y económica. Para Senegal, país considerado tradicionalmente como uno de los más estables de la región, el reto inmediato será demostrar que puede garantizar su seguridad sin el paraguas francés, mientras negocia nuevos acuerdos de cooperación técnica y formación castrense.

Expertos en defensa señalan que, aunque simbólicamente significativa, la retirada francesa no implica necesariamente una ruptura total. Francia mantendrá probablemente programas de entrenamiento militar y cooperación en inteligencia, aunque bajo fórmulas más discretas que las bases permanentes. El verdadero test llegará en los próximos meses, cuando Senegal deba demostrar su capacidad para gestionar amenazas regionales como el terrorismo en la zona del Sahel sin el apoyo logístico directo de su antigua metrópoli.

Esta transición marca así el final de una era en las relaciones franco-africanas, donde el modelo de presencia militar directa cede paso a esquemas de cooperación más horizontales, en sintonía con las demandas de las nuevas generaciones de líderes africanos que rechazan lo que perciben como vestigios neocoloniales. El éxito o fracaso de este nuevo modelo podría definir el futuro del equilibrio geopolítico en toda África Occidental.

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Redacción

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