Fallece Dick Cheney, exvicepresidente de EE.UU.

Dick Cheney, quien se desempeñó como vicepresidente de Estados Unidos durante el gobierno de George W. Bush y fue una figura central en la decisión de invadir Irak, falleció esta madrugada a los 84 años de edad. Su deceso se produjo debido a complicaciones derivadas de una neumonía y una enfermedad cardiovascular, según informó su familia a través de un comunicado. Cheney, cuya trayectoria política refleja la evolución del Partido Republicano, fue uno de los vicepresidentes más influyentes en la historia del país.

Dick Cheney, el vicepresidente de Estados Unidos que puso el rostro del ardor guerrero en la invasión de Irak, falleció esta madrugada, a los 84 años, debido a las complicaciones de una neumonía y una enfermedad cardiovascular, según informó su familia en un comunicado. Su trayectoria muestra la complejidad y la deriva del Partido Republicano en las últimas décadas. Cheney, que estaba en el cargo durante los atentados del 11-S del 2001, fue uno de los vicepresidentes más poderosos en la historia de Estados Unidos.

Cheney fue un halcón que para los liberales representó lo peor de EE.UU. con la mentira de las armas de destrucción masiva atribuidas falsamente a Sadam Husein para justificar el despliegue estadounidense en el país asiático y derrocar al dictador, antiguo aliado contra Irán. Sin embargo, en los últimos años ha sido una de las voces más críticas con el presidente Donald Trump, quien lo convirtió en objeto de sus insultos. Cheney se posicionó al lado de su hija, Liz Cheney, otra republicana de profundas convicciones que acabó formando parte de la comisión en el Congreso que investigó el intento de golpe de estado de Trump tras su derrota en las urnas en noviembre del 2020.

El padre Cheney pidió públicamente no votar a Trump, el candidato republicano en el 2024, por considerar que era una verdadera amenaza a la democracia y para Estados Unidos. Y, en una pirueta inimaginable solo poco tiempo atrás, solicitó el voto por la demócrata Kamala Harris. “Tenemos la obligación de poner al país por delante de los partidos y defender nuestra Constitución”, sostuvo en esa última campaña electoral.

Cheney sirvió como vicepresidente bajo el presidente George W. Bush, del 2001 al 2009, pero previamente había sido secretario de Defensa bajo su padre, el presidente George H.W. Bush. Antes ya había sido legislador en la Cámara de Representantes, por Wyoming, y jefe de gabinete en la Casa Blanca con el presidente Gerald Ford. “Era un gran hombre y un hombre bueno que enseñó a sus hijos y a sus nietos el amor por este país y que vivió con valentía, honor, amor y pasión por la pesca”, señaló su familia. “Estamos agradecidos sin medida por todo lo que Dick Cheney hizo por nuestro país. Y somos inmensamente afortunados de haber amado y sido amados por este noble gigante”, añadieron en su comunicado.

Cheney tuvo problemas coronarios prácticamente toda su vida adulta. Había sufrido cinco ataques de corazón entre 1978 y el 2010 y tuvo que llevar un marcapasos desde el 2001. Su mala salud no impidió su ejercicio como un influyente vicepresidente. Una verdadera mano de acero. En el 2012, tres años después de salir del gobierno, se sometió a un exitoso trasplante de corazón y desde entonces tuvo una vida razonablemente activa.

Fue el arquitecto y ejecutor de las principales iniciativas de Bush: desplegar fuerzas en el extranjero para avanzar la democracia, defensor del recorte de impuestos y mantener una economía poderosa dentro de EE.UU., así como reforzar los poderes de la presidencia. Tanto él como el presidente Bush consideraban que el Congreso había establecido unas restricciones injustificables tras la guerra de Vietnam y el escándalo del Watergate.

La autoridad de Cheney se dejó sentir en todos los aspectos de la administración, tanto en la política interna como en la internacional. Uso su autoridad de forma exagerada, según no pocos analistas, pero fue en el terreno de la seguridad nacional donde su impacto resultó mayor. Como secretario de Defensa, Cheney ideó la guerra del Golfo que logró evitar que los invasores de Irak se apoderaran de Kuwait en 1991. Más tarde, asumió el liderazgo en la respuesta a los atentados del 11-S. Hizo apología de desplegar medidas extremas para evitar nuevos ataques, lo que llevó a las guerras en Afganistán e Irak. Entre ellas, un sistema de vigilancia al margen de la ley, a detenciones infinitas y a interrogatorios con tácticas brutales.

Hasta tal punto ejerció ese mando que al propio Bush le preocupó la percepción que tenían los ciudadanos, tal como reconoció en las memorias que publicó en el 2010. Esa percepción, junto a la crisis financiera del 2008, convirtió a Bush y Cheney en los malos de la película y facilitó el estallido de esperanza que representó la campaña del demócrata Barack Obama. La figura de Dick Cheney permanece como un elemento fundamental para comprender la política exterior y de seguridad nacional de Estados Unidos durante la primera década del siglo XXI, así como las tensiones internas que han definido al Partido Republicano en años recientes.

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Filiberto Cruz

Filiberto Cruz