¡Espectacular! Por primera vez documentan orcas cazando tiburones blancos en el Golfo de California

Por primera vez, científicos documentaron a orcas cazando tiburones blancos en el Golfo de California, México. El suceso, registrado en video por el biólogo marino Erick Higuera y publicado en la revista Frontiers in Marine Science, muestra cómo una manada de orcas trabajó en conjunto para inmovilizar y abrir a un gran tiburón blanco, extrayendo su hígado con precisión quirúrgica. El hallazgo revela un comportamiento depredador que hasta ahora solo se había observado en las costas de Sudáfrica.

El ataque ocurrió cerca de La Paz, Baja California Sur, cuando un grupo de orcas rodeó a un tiburón blanco y, mediante una coordinación meticulosa, lo volteó boca arriba, aprovechando un fenómeno conocido como inmovilidad tónica, una parálisis temporal que afecta a los tiburones cuando se encuentran en esa posición. En cuestión de minutos, una de las orcas emergió con el hígado del tiburón, un órgano altamente nutritivo por su contenido de grasa. La manada compartió la presa, demostrando una estructura social organizada y una estrategia de caza compleja.

Los videos obtenidos por drones muestran por primera vez este tipo de caza en el Golfo de California, lo que confirma que las orcas del Pacífico mexicano también atacan tiburones blancos, una especie que prácticamente no tiene depredadores naturales. Hasta antes de este registro, se pensaba que las orcas que cazaban tiburones se encontraban únicamente en aguas sudafricanas.

El biólogo Erick Higuera, quien ha seguido a esta manada durante años, señaló que los ejemplares observados tienen preferencia por presas difíciles, como tiburones toro, tiburones ballena y rayas. “Son máquinas de cazar”, afirmó el investigador, al recordar que en 2020 grabó un ataque similar sin saber inicialmente que se trataba de un tiburón blanco. Tras analizar las imágenes y consultar al especialista Mauricio Hoyos, ambos confirmaron la especie y el carácter inédito del suceso.

“En cuanto le mostré las capturas de pantalla, me dijo: ‘¡Imposible! Es un gran tiburón blanco. ¿De dónde es? ¿Sudáfrica?’. Y le respondí: ‘No, amigo, está aquí en La Paz’”, relató Higuera.

El estudio también documenta un segundo ataque registrado en 2022 en la misma zona, lo que demuestra que este comportamiento no fue un hecho aislado, sino un patrón de caza recurrente. Los investigadores creen que la manada podría representar un nuevo ecotipo depredador especializado en tiburones dentro de las poblaciones de orcas mexicanas.

Las orcas, también conocidas como ballenas asesinas, son reconocidas por su inteligencia, comunicación compleja y capacidad para desarrollar tácticas específicas según el tipo de presa. Cada grupo familiar transmite sus técnicas de caza de generación en generación, lo que les permite adaptarse a distintos entornos marinos.

Según la bióloga marina Francesca Pancaldi, colaboradora de Higuera, el uso de la inmovilidad tónica no solo neutraliza al tiburón, sino que facilita el acceso al hígado, un órgano vital que puede representar hasta un tercio del peso corporal del animal. “Es puramente instintivo”, explicó Pancaldi.

El estudio destaca que las orcas poseen un repertorio diverso de comportamientos según su región. En el Pacífico Noroeste, algunas se alimentan principalmente de salmón Chinook; frente a las costas de California, cazan delfines y ballenas; y en Columbia Británica, se ha documentado que lanzan focas por los aires para inmovilizarlas. Incluso, una manada del Estrecho de Gibraltar se ha vuelto famosa por embestir yates, aunque los científicos atribuyen ese comportamiento a una posible interacción lúdica más que a una estrategia de caza.

En Sudáfrica, las orcas que cazan tiburones blancos han tenido un impacto profundo en el ecosistema marino. La bióloga Alison Towner, de la Universidad de Rhodes, explicó que la presión de depredación ha provocado que los tiburones abandonen sus zonas tradicionales de agregación en el Cabo Occidental. “La respuesta de los tiburones ha sido drástica. Han desaparecido de áreas donde solían ser abundantes”, señaló.

En contraste, en México los científicos apenas comienzan a estudiar las implicaciones ecológicas de estos ataques. Higuera y su equipo esperan que los hallazgos impulsen mayores medidas de protección tanto para las orcas —amenazadas por la sobreexplotación de los avistamientos turísticos— como para los tiburones, cuya población se ha reducido significativamente debido a la sobrepesca.

Los investigadores destacan la necesidad de monitorear de forma continua a las orcas del Golfo de California para determinar si este comportamiento se está expandiendo y cómo podría alterar las dinámicas ecológicas locales. “Necesitamos más datos para confirmarlo”, puntualizó Higuera, quien planea continuar las observaciones en las próximas temporadas de avistamiento.

El hallazgo de cacerías de tiburones blancos por orcas mexicanas marca un hito en la investigación marina, revelando una nueva faceta del comportamiento depredador de uno de los animales más inteligentes del océano y ofreciendo nuevas perspectivas sobre las relaciones ecológicas en los mares del norte de México.

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Filiberto Cruz

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