*Miguel Ángel Treviño Morales “El-40” y su hermano “El Z-42”, fueron presentados y oficialmente procesados en Washington tras haber sido expulsados por México. Enfrentan posible pena de muerte.
Texto por: Arturo Ángel
Washington, EUA
Los sonidos de las cadenas en el piso rompieron el silencio de la sala de audiencias número 2 del espacioso edificio de la Corte Federal de Columbia, en el corazón de Washington. Con paso firme, mirada al frente, y unos lentes en la cabeza, el líder criminal ingresó por la puerta contigua al estrado a las 10 con diez de la mañana.
No había forma que con esos grilletes en los pies el jefe de Los Zetas pudiera llegar muy lejos. Pero los dos alguaciles que lo escoltaban no se le despegaron un solo momento. Y detrás de él, con un semblante casi tan duro como el suyo, ingresó su hermano en otro susurro de cadenas arrastrando.
Miguel Ángel Treviño Morales conocido en el mundo criminal y policial como “El Z-40” fue presentado oficialmente ante el juez federal Trevor Mcfadden, uno de los estelares de Washington luego de que el presidente Donald Trump lo designara n ese cargo en 2017.
Mcfadden le leyó a Treviño la cartilla de cargos y ofensas cometidas al pueblo de los Estados Unidos. Y así, en cuestión de minutos, se materializó el momento que Treviño, y su hermano Omar, intentaron evitar por más de diez años a través de una lluvia de amparos que aletargaron su extradición, hasta que el pasado 29 de febrero México decidió unilateralmente expulsarlos junco con otros 27 narcos. Una decisión extrema en medio de la tensión por la aplicación de aranceles de parte del presidente Trump.
Pese a que el juicio que enfrentan, como los fiscales estadounidenses lo confirmaron en oficios, puede llevarlos incluso a ser ejecutados, ninguno de estos exjefes de Los Zetas mostró ese semblante encorvado, a paso lento, derrotado, de tantos otros narcos al ser presentados en las cortes norteamericanas.
Por ahora, al menos, ni El Z-40 ni su hermano, El Z-42, parecen estar rendidos, Frente al juez se declararon no culpables de los múltiples cargos de narcotráfico, lavado de dinero y uso ilegal de armas de fuego que se les imputaron. Y para llevar su proceso han echado mano del abogado Frank Pérez, el mismo litigante texano que también defiende a su otrora enemigo de antaño, Ismael “El Mayo” Zambada, líder del Cártel de Sinaloa.
A través de un auricular en la oreja y de la voz de un traductor los hermanos Treviño escucharon los procedimientos iniciales. Entre ellos la solicitud de los fiscales de dar tiempo extra a la defensa para revisar un arsenal de pruebas con la que dicen contar, en un expediente que cuenta con más de 400 mil páginas y muchos “terabytes” de información.
En los contados 3 o 4 momentos que los exjefes de Los Zetas tuvieron la oportunidad de hablar al micrófono para responder alguna pregunta de rigor, lo hicieron con voz alta y sin titubeos. Y en cada oportunidad “El Z-40” giraba la cabeza para inspeccionar la sala. “Aún tiene mirada retadora… ya veremos después” advirtió en ingles un hombre senado en la banca de personal de apoyo de los fiscales.
El próximo 13 de junio a las dos de la tarde será la fecha en que los hermanos Zetas deberán comparecer de nuevo para revisión del avance de su proceso. Para ese momento habrán cumplido ya más de cien días en una cárcel de los Estados Unidos, un periodo que pondrá a prueba su resistencia.
A las 10:35 de la mañana terminó la audiencia. Los alguaciles cercaron a los hermanos para que abandonaran la sala por la misma puerta que ingresaron. Otra vez los sonidos de cadenas en el suelo. “El Z-40” echó una última mirada al estrado. El juez en tanto, se servía una taza de café para continuar con la siguiente audiencia.
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Foto de portada: AgnosticPreachersKid, Public domain, via Wikimedia Commons