Estados Unidos desplegará más de 4,000 infantes de Marina y marineros en aguas de Latinoamérica y el Caribe como parte de una operación intensificada contra los cárteles de droga, según confirmaron dos funcionarios de Defensa a CNN. El grupo anfibio Iwo Jima y la 22ª Unidad Expedicionaria de Marines se unirán a submarinos nucleares, aviones de reconocimiento y buques de guerra en la mayor demostración de fuerza militar estadounidense en la región en años, con el objetivo declarado de combatir las “organizaciones narcoterroristas”.
El despliegue, que incluye el portahelicópteros USS Iwo Jima, los buques anfibios USS Fort Lauderdale y USS San Antonio, así como destructores y un crucero lanzamisiles, forma parte de un reposicionamiento estratégico de fuerzas en la zona de responsabilidad del Comando Sur durante las últimas tres semanas. Funcionarios destacaron que, por ahora, la movilización busca principalmente enviar un mensaje disuasivo, aunque proporciona al presidente Trump múltiples opciones militares en caso de ordenar acciones directas contra cárteles.
La operación ha generado debates internos, según las fuentes consultadas, ya que algunos oficiales cuestionan si los marines cuentan con la capacitación adecuada para misiones antidrogas, lo que podría obligarles a depender en gran medida de la Guardia Costera estadounidense. Históricamente, estas unidades expedicionarias han participado principalmente en operaciones de evacuación y despliegues de seguridad, como el reciente estacionamiento en el Mediterráneo oriental durante tensiones entre Israel e Irán.

Este movimiento se produce meses después del envío de destructores cerca de la frontera México-EU para apoyar al Comando Norte, y sigue a un memorando del secretario de Defensa Pete Hegseth que estableció como prioridad militar la defensa fronteriza contra migración ilegal, tráfico de drogas y trata de personas. El mismo documento, según CNN, solicitaba opciones para garantizar el acceso sin restricciones al Canal de Panamá, aunque no está claro si el actual despliegue está relacionado con ese objetivo.
Un portavoz naval declaró que las fuerzas “están listas para ejecutar órdenes legales” según lo requieran los comandantes, mientras funcionarios enfatizaron que los refuerzos apoyarán al Comando Sur durante varios meses. La operación representa un giro significativo en la estrategia antidrogas estadounidense, tradicionalmente enfocada en apoyo logístico y de inteligencia a gobiernos locales, hacia un enfoque de mayor presencia militar directa en la región.