Las conmociones cerebrales en el fútbol americano han pasado de ser un tema tabú a una prioridad médica para la NFL, que en la última década ha implementado protocolos y tecnología para reducir estos traumatismos. Sin embargo, el reciente tiroteo en las oficinas de la liga, donde el atacante Shane Tamura (27 años) dejó una nota culpando a la NFL por su encefalopatía traumática crónica (ETC), revive el debate sobre los efectos a largo plazo de los golpes repetitivos en la cabeza.
El incidente ocurrió cuando Tamura, exjugador de fútbol americano escolar, se equivocó de ascensor y llegó a una empresa inmobiliaria cercana, donde asesinó a cuatro personas antes de suicidarse. En su nota, pedía que estudiaran su cerebro, alegando que padecía ETC por su historial deportivo. Aunque no está claro si en realidad padecía la enfermedad, este trágico evento subraya los riesgos neurológicos asociados a deportes de contacto, incluso para atletas que nunca llegaron a competir profesionalmente.

El impacto de las conmociones cerebrales
Las conmociones cerebrales son lesiones traumáticas que afectan las funciones cognitivas, causando desde mareos y náuseas hasta pérdida de memoria y trastornos del sueño. En casos graves, como el de Tamura, pueden derivar en ETC, una enfermedad neurodegenerativa diagnosticable solo post mortem y vinculada a golpes repetidos en la cabeza.
El doctor José Alberto Rodríguez, especialista de la Clínica de Fútbol Americano UNAM, explicó que “un golpe en cualquier parte del cuerpo puede hacer que el cerebro choque contra el cráneo, generando afectaciones funcionales”. La NFL, tras años de escepticismo, ahora monitorea estos casos con sensores en cascos y ha reducido las conmociones de 275 en 2015 a 182 en 2024, gracias a mejoras en equipamiento y protocolos.
Avances en prevención y tratamiento
La liga ha aprobado siete modelos de cascos con mayor absorción de impactos y promovido el uso de Guardian Caps (cubiertas acolchadas) en entrenamientos. Además, implementó el protocolo SCAT6, avalado por la FIFA y el COI, que guía el retorno seguro de jugadores tras una conmoción mediante seis etapas de recuperación progresiva.
“El fortalecimiento muscular del cuello y limitar los impactos en prácticas son clave para la prevención”, destaca Rodríguez. A pesar de los avances, el tiroteo en Nueva York expone las consecuencias psicológicas y sociales de estas lesiones, incluso en exdeportistas no profesionales.
El caso que conmocionó a la NFL

El ataque de Tamura ha llevado a la liga a revisar sus políticas de salud mental para exjugadores. Aunque el agresor nunca formó parte de la NFL, su caso refleja los riesgos de deportes de contacto en todos los niveles. El alcalde Eric Adams confirmó que la nota del tirador mencionaba explícitamente su frustración por la ETC, culpando a la liga por su condición.
Mientras las autoridades continúan investigando el incidente, especialistas insisten en que la concientización y el diagnóstico temprano son vitales para prevenir tragedias futuras. La liga enfrenta ahora no solo el desafío de proteger a sus jugadores activos, sino también de abordar el legado de décadas de traumatismos subestimados.