Por: Enrique Hernández Alcázar
El asesinato de Valeria Márquez no solo fue un crimen. Fue un espectáculo.
La muerte en vivo de una joven influencer en Zapopan no sólo exhibe la podredumbre de la violencia en México; la celebra. Una vez más, la pornocracia se alimenta: cadáveres, balas, gritos, audiencias y millones de visitas.
Valeria lo dijo antes de morir: “A lo mejor me iban a matar“. Y la mataron.

Una amenaza anunciada, ignorada por quienes deberían proteger a los ciudadanos, magnificada por quienes solo buscan “crear contenido”. Un sicario disfrazado de repartidor, disparos certeros, huida en moto. Fin.
Fue en vivo, quedó grabado y se hizo viral. Los medios y las redes repitiendo hasta el cansancio la secuencia videográfica del terrible momento.
Así de cínico. Así de cruel.
Este país es un escenario sangriento donde la vida se cotiza menos que un clic. La muerte de Valeria fue consumida como cualquier otro trending topic: impacto, indignación exprés, memes, indignación programada… scroll down y seguimos como si nada.
La pornocracia necesita sangre para existir. Las plataformas lo saben. Los algoritmos lo saben. Y el crimen lo sabe mejor que nadie. ¿Por qué mandar un mensaje en privado si puedes matar en vivo?

Mientras las autoridades posan para la foto de la “investigación exhaustiva”, mientras los medios hacen sus especiales de “alerta de género”, mientras la sociedad finge horror… la pornocracia ya se movió al siguiente escándalo.
Zapopan, Jalisco, México: un laboratorio del horror. Desapariciones a raudales, ranchos de entrenamiento, campos de exterminio que la autoridad niega sin evidencias, zona franca para feminicidios impunes.
Horas antes del asesinato de Valeria, el exdiputado federal y local por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Luis Armando Córdova Díaz, de 56 años, fue asesinado por un grupo armado que lo atacó directamente, mientras se encontraba en el interior de una cafetería de la colonia Valle Real.
Vaya desafío sobre los hombros del partido naranja que gobierna el estado.
Hoy es Valeria. Mañana, ¿quién?
Ojalá la autoridad lo resuelva.
Antes de que llegue otra muerte “live”.
Sigue a Enrique Hernández Alcázar en: @enriqueenvivo