El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ha profesionalizado a su unidad de operadores de drones, desplegando células de hasta diez elementos capaces de manejar de forma simultánea dos dispositivos cargados con explosivos. Este nivel de operación, según análisis de expertos en seguridad, revela un entrenamiento comparable al de grupos guerrilleros.
Las tácticas más recientes de esta unidad, identificada desde 2020 como ‘Operadores Droneros’ y que cuenta con su propio emblema dentro de la estructura criminal, fueron evidenciadas en un video difundido en redes sociales durante el mes de agosto.

En las imágenes, de un minuto de duración, se observa a diez integrantes de la unidad en un enfrentamiento en una zona montañosa. Una mujer opera una radio, coordinando las acciones, y junto con otros cinco sujetos se turna para ofrecer fuego de protección, mientras que los cuatro restantes operan dos drones. El grupo se encuentra resguardado detrás de una camioneta, todos visten ropa táctica, portan armas largas y uno de ellos lleva una cámara GoPro en su casco. También se visualiza al menos un artefacto explosivo casero.
La escena no muestra a un equipo improvisado de sicarios, sino a una unidad de combate irregular con disciplina, estrategia y un arsenal no convencional que está alterando las reglas del enfrentamiento criminal en México.

Los drones empleados son de uso civil, un factor preocupante para los analistas debido a su fácil adquisición y falta de regulación. Entre los dispositivos identificados destaca un DJI Matrice 300 RTK, utilizado en conflictos como la guerra de Ucrania para lanzar cohetes RPG. Este dron puede volar durante 55 minutos, cargar hasta tres kilogramos de explosivos, operar de noche con visión térmica y captar imágenes diurnas a más de 20 kilómetros de distancia. En manos del CJNG, se transforma en un arma de precisión.
También se observa un DJI Mini 3, un modelo más pequeño pero igualmente adaptado para transportar explosivos improvisados, lo que demuestra que el cártel no solo invierte en tecnología de alta gama, sino que explora distintas plataformas para diversificar sus ataques.
Lejos de la clandestinidad, el cártel ha dotado a esta célula de una identidad visual propia. Algunos de los integrantes portan un parche redondo con la leyenda ‘Fuerzas Especiales Menchola’ en la parte superior, las siglas CJNG abajo y en el centro la figura de un dron con las letras R3. Esta simbología es parte de una estrategia para proyectar poder y músculo, similar a la propaganda utilizada por ejércitos regulares.
Reportes de inteligencia del gobierno de Jalisco señalan que integrantes del CJNG viajaron a Ucrania para recibir capacitación en el manejo de drones militares y tácticas de guerrilla urbana. Este dato refuerza la hipótesis de que los ‘Operadores Droneros’ no son improvisados. Su manera de avanzar en binomios, cubrirse, accionar armas y replegarse, obedece a protocolos de combate aprendidos en escenarios bélicos reales.

Para los especialistas en seguridad, la presencia activa de mujeres en labores de combate y coordinación dentro de estas células representa un cambio cultural dentro del crimen organizado, reflejando la expansión del cártel hacia estructuras más diversificadas y disciplinadas.
El riesgo que representa esta unidad es doble. No solo pueden atacar a rivales en enfrentamientos abiertos, sino también ejecutar ataques selectivos contra autoridades, convoyes de seguridad o instalaciones estratégicas. Un dron cargado con explosivos tiene la capacidad de burlar retenes, sobrevolar blindajes y atacar desde el aire con precisión quirúrgica.

El video difundido en redes sociales forma parte de una estrategia propagandística diseñada para sembrar miedo tanto en rivales como en autoridades. Es el CJNG mostrando que no solo cuenta con poder económico y armamento convencional, sino también con la capacidad de adaptar tecnología civil a la guerra criminal.
La guerra del narcotráfico en México ya no se libra únicamente con fusiles, granadas y camionetas artilladas. El CJNG ha llevado la violencia a otra dimensión: el cielo se ha convertido en un arma más. En la disciplina de sus movimientos y en la determinación de sus operadores, se dibuja un mensaje claro: la organización criminal más poderosa de México ha decidido elevar la guerra a otro nivel, donde la tecnología y la violencia se fusionan bajo estrategias militares de alto impacto.





