Miembros de cárteles del narcotráfico mexicano viajaron a Ucrania con documentación falsa para integrarse a unidades militares y aprender técnicas avanzadas de pilotaje de drones, según reveló un informe del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) de México compartido con el Servicio de Seguridad de Ucrania (SSU). La publicación francesa Intelligence Online detalló que estos presuntos narcotraficantes se unieron a la Legión Internacional de Defensa Territorial de Ucrania, donde recibieron instrucción especializada en el manejo de drones FPV (First Person View), utilizados en el conflicto contra Rusia.
El CNI alertó a las autoridades ucranianas sobre la presencia de voluntarios mexicanos cuyo interés no era combatir por motivos ideológicos, sino adquirir conocimientos militares para el crimen organizado. A petición de México, el SSU inició una investigación conjunta con la Dirección de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania, enfocada en hispanohablantes incorporados a las filas combatientes. Medios locales también reportaron la participación de colombianos en estas actividades.

Steven Willoughby, director del programa antidrones del Departamento de Seguridad Interior de EE.UU., advirtió en el Senado sobre el riesgo de que estos conocimientos sean empleados contra territorio estadounidense. “Es cuestión de tiempo. Las organizaciones criminales ya usan drones diariamente para narcotráfico, contrabando y vigilancia hostil contra autoridades”, declaró. Su advertencia coincide con el análisis de InsightCrime, que documentó cómo grupos latinoamericanos han convertido a los drones en herramientas clave para sus operaciones.
En México, cárteles como el Jalisco Nueva Generación (CJNG), el de Sinaloa y la Familia Michoacana han integrado drones a sus tácticas. Según Robert Bunker, experto de Small Wars Journal, estos dispositivos cumplen funciones de inteligencia, vigilancia, ataques directos e incluso guerra psicológica. Su uso se ha reportado en enfrentamientos entre grupos rivales, contra fuerzas de seguridad y comunidades.
El caso de los narcotraficantes mexicanos en Ucrania marca un peligroso precedente en la sofisticación tecnológica del crimen organizado. Autoridades internacionales monitorean si este entrenamiento derivará en nuevas capacidades ofensivas, como ataques coordinados con drones armados o sistemas de evasión más avanzados. La colaboración entre agencias de inteligencia busca identificar a los involucrados y prevenir la transferencia de tácticas bélicas a redes criminales.
Mientras tanto, el CNI mantiene vigilancia sobre posibles conexiones entre veteranos del conflicto ucraniano y células del narcotráfico en México. Analistas señalan que este fenómeno podría acelerar la militarización de los cárteles, replicando estrategias observadas en Medio Oriente y otras zonas de conflicto donde grupos irregulares han adaptado tecnología bélica a sus fines delictivos.
El gobierno mexicano no ha emitido un comunicado oficial sobre el estatus de la investigación, pero fuentes cercanas al caso confirmaron que se trata de un operativo de inteligencia multinacional. Por su parte, autoridades ucranianas tampoco han hecho declaraciones públicas, aunque medios europeos reportan que el SSU sigue la pista de al menos una docena de latinoamericanos vinculados a estas actividades.
Este desarrollo ocurre en un contexto donde el uso criminal de drones se ha expandido globalmente. En 2024 se registraron incidentes con estos dispositivos en cárceles mexicanas para introducir armas, en fronteras para evadir controles y en zonas rurales para intimidar poblaciones. La capacitación en escenarios de guerra real representa un salto cualitativo en las amenazas que enfrentan las agencias de seguridad.