Por: AK
Respondes mensajes durante la cena, revisas mails desde la cama e, incluso, sueñas con entregas. No eres el único: esto tiene nombre y se llama burnout o agotamiento moderno.
Durante años se ha dicho que el éxito se logra con esfuerzo, sacrificio y estar ocupados todo el tiempo; que sentirse cansado era normal, incluso era un signo de compromiso. Que había que “darlo todo”. Y aunque esas ideas suenan motivadoras, esconden una trampa: la de vivir como si todo lo que haces -incluso lo más íntimo- tuviera que rendir cuentas.
¿Qué es exactamente el burnout?
El burnout, o síndrome de agotamiento, fue definido en los años 70 por el psicólogo Herbert Freudenberger. Al principio se asociaba con profesiones que implicaban mucho desgaste emocional, como la medicina. Pero hoy no distingue profesiones: afecta a oficinistas, emprendedores, estudiantes, amas de casa, freelancers, etc.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo define como un estrés laboral crónico que no ha sido bien gestionado, pero… ¿cómo se gestiona el estrés cuando vivimos en una sociedad que no nos deja parar nunca?
Checar el celular varias veces al día, contestar mensajes durante la comida, echar un vistazo a las redes sociales al despertar y antes de dormir y trabajar con mil pestañas abiertas propició que el descanso real se convirtiera en un lujo.
El burnout silencioso
Lo más peligroso del burnout es que en ocasiones no lo notas al principio, ya que sigues entregando, respondiendo, cumpliendo. Pero, muchas veces, va desapareciendo la motivación, la creatividad, el entusiasmo. Y no siempre termina en un colapso visible. A veces es un cansancio que no se va, una ansiedad constante, un desgano inexplicable.

¿Cómo reconocerlo y vencerlo?
- Identificar las señales físicas y psicológicas: De acuerdo a la OMS, los síntomas principales son cansancio extremo, insomnio, jaquecas, irritabilidad, gastritis, desánimo, dificultad para concentrarte, pérdida del cabello, temblor corporal, tics nerviosos, taquicardia, aumento de la presión arterial, diarrea, presión de dientes y mandíbula (bruxismo), aumento en los errores, menos capacidad de toma de decisiones, preocupación excesiva. No los minimices y consulta a un profesional de la salud.
- Poner límites reales: en la medida de lo posible no trabajar fuera de horario, silenciar notificaciones y tomarte pausas.
- Cuida tu cuerpo: camina, respira profundo, ejercítalo sin exigencias. El cuerpo también necesita sentirse cuidado.
- Buscar apoyo: hablarlo con alguien y pedir ayuda profesional si lo necesitas.
El cambio más profundo empezará cuando dejemos de medirnos solo por lo que hacemos o producimos. Cuando entendemos que descansar no es perder el tiempo, que estar bien no es un lujo, y que valemos igual incluso cuando no estamos al 100 por ciento.
Porque si vivir se siente como trabajar todo el día, todos los días, algo no está bien. Y está bien darte cuenta y consultar a un profesional.