Bodæga: pan de masa madre, trigo propio y pura delicia en Oaxaca

Si amas el pan, este lugar va directo a tu lista de imperdibles en Oaxaca.

En el Centro Histórico de Oaxaca, Bodæga se ha convertido en una parada obligatoria para los amantes del pan bien hecho. Su propuesta va mucho más allá de una panadería tradicional: aquí se hornea con masa madre, se respira estética escandinava y se trabaja con una filosofía clara y contundente. El corazón del proyecto está en su materia prima, literalmente, porque ellos mismos cultivan su propio trigo.

Cada pan que sale del horno viene de granos sembrados, molidos y fermentados sin agroquímicos, ni prisas. Hacen una sola horneada al día y, cuando se termina, no hay más. Así de honesto es el proceso.

Detrás del concepto están Rafael Villalobos, chef con experiencia entre Oaxaca y Europa, y Cat, su esposa y socia danesa, quien aportó ese aire nórdico que se nota tanto en la atmósfera del lugar como en la selección de loza —toda traída desde Dinamarca— que viste cada platillo.

De lo que probé fue un grilled cheese con pesto rojo, jamón serrano, mantequilla y albahaca, acompañado de salsa macha y chapulines. Una locura. También un Canelé -postre francés, entre flan y panecito- con ron, vainilla y mantequilla tostada. Suave por dentro, caramelizado por fuera. Un croissant de jamón y queso con mantequilla de lavanda ( suena fancy, sabe espectacular), un nudo de mantequilla con naranja y cardamomo, sin duda mi favorito.

Además del pan, la propuesta incluye café de productores locales, fermentos artesanales y bebidas hechas en casa. Todo se disfruta en una mesa comunitaria donde la conversación fluye y vas viviendo como la vitrina se vacía poco a poco.

Bodæga es uno de esos lugares donde se nota que todo está hecho con propósito. Aquí hay una  profunda conexión entre el producto, el territorio y quienes lo trabajan. Cada bocado cuenta una historia de oficio, origen y cariño.

Un espacio donde se alinean el sabor, el diseño, la técnica y la ética. Un rincón de Oaxaca que deja huella.

Fernanda Aguilar Barragán

Fernanda Aguilar Barragán