Un hombre armado identificado como Shane Tamura, originario de Las Vegas, perpetró un tiroteo mortal en un rascacielos de Manhattan donde se ubica la sede de la NFL, dejando cuatro personas muertas -incluyendo un policía- antes de suicidarse. Las autoridades confirmaron que el atacante, quien tenía antecedentes de salud mental, habría tomado el ascensor equivocado al intentar dirigirse a las oficinas de la Liga Nacional de Fútbol Americano, según informó el alcalde Eric Adams.
El incidente ocurrió en el edificio que alberga las oficinas corporativas de la NFL y Blackstone, una de las firmas de inversión más grandes del mundo. Entre las víctimas fatales se encuentra el agente Didarul Islam, inmigrante bangladesí de 36 años que servía en el departamento de policía desde hacía tres años y medio, dejando viuda a su esposa embarazada y dos hijos pequeños. También falleció Wesley LePatner, empleado de Blackstone descrito por la empresa como “brillante, apasionado y muy respetado”.
La comisionada de policía Jessica Tisch reveló que entre las pertenencias del atacante se encontró un estuche de rifle, un revólver, cargadores y municiones en su vehículo. Los investigadores hallaron una nota confusa en su cuerpo que sugería una queja infundada contra la NFL relacionada con encefalopatía traumática crónica, aunque no se precisó el motivo exacto del ataque.
El tiroteo se desarrolló cuando Tamura irrumpió en el edificio disparando un rifle, matando a cuatro personas e hiriendo gravemente a una quinta antes de quitarse la vida. Las identidades de las otras víctimas mortales y del herido en estado crítico permanecen sin revelarse mientras continúan las notificaciones a familiares.
Blackstone emitió un comunicado expresando su profundo dolor por la pérdida de LePatner: “No hay palabras para expresar la devastación que sentimos. Wesley era un miembro muy querido de la familia Blackstone y la extrañaremos profundamente”. Mientras tanto, el departamento de policía de Nueva York rinde homenaje al agente Islam, destacando su servicio y sacrificio.
Las autoridades continúan investigando los detalles del ataque, incluyendo la posible planificación previa y los movimientos del atacante antes del tiroteo. El edificio, ubicado en el corazón de Manhattan, permaneció cerrado durante varias horas mientras los equipos forenses recopilaban evidencia. Este incidente marca uno de los tiroteos masivos más graves ocurridos en la ciudad de Nueva York en los últimos años, reavivando el debate sobre el control de armas y la salud mental en Estados Unidos.
La NFL emitió un breve comunicado confirmando que ninguno de sus empleados resultó herido, pero expresando sus condolencias a las familias afectadas. El alcalde Adams destacó la rápida respuesta de los equipos de emergencia y pidió a los neoyorquinos mantenerse unidos frente a la tragedia. Mientras la investigación avanza, las autoridades descartan por el momento la participación de cómplices o motivos terroristas en el ataque.
