En Anchorage, Alaska, terminó la reunión bilateral entre los presidentes Donald Trump y Vladimir Putin, celebrada con el propósito de intentar alcanzar un acuerdo para un cese al fuego entre Rusia y Ucrania; la cita concluyó sin un acuerdo, con ambos mandatarios ofreciendo una rueda de prensa en la que repasaron el diálogo sostenido, anunciaron contactos posteriores y expusieron sus posturas sobre seguridad y cooperación.
La cumbre, convocada para abordar la crisis entre Rusia y Ucrania, reunió a los equipos de ambos países en un intercambio que, según los protagonistas, transcurrió en un tono de respeto, aunque sin resolver los puntos centrales del conflicto. Al término del encuentro, Donald Trump confirmó que no se alcanzó un acuerdo y adelantó que conversará con la OTAN, con otros actores relevantes y con el presidente ucraniano Volodímir Zelensky, mientras que Vladímir Putin calificó la conversación como constructiva y enfatizó la necesidad de atender los factores de seguridad que Moscú considera subyacentes en la situación ucraniana.
Sin acuerdo, pero con compromisos de seguimiento
En la rueda de prensa posterior a la reunión, Trump señaló que la cumbre fue “muy productiva” en términos de intercambio y comentó que sostendrá llamadas telefónicas para sintetizar lo conversado. El presidente estadounidense indicó que hablará con la OTAN y con Zelensky y afirmó que “todos queremos negociar con nosotros y estamos ansiosos con abrir las puertas al comercio”. Trump agradeció a Putin y a su equipo por las reuniones sostenidas y sostuvo que continuará las gestiones para abordar los puntos pendientes. Asimismo, el mandatario mencionó el objetivo de evitar “la muerte de miles de personas cada semana” y dejó abierta la posibilidad de una próxima reunión que “posiblemente será en Moscú”.
Putin, por su parte, reconoció que las relaciones entre Estados Unidos y Rusia sufrieron un deterioro en los últimos años y recordó que no se habían celebrado cumbres bilaterales en cuatro años, periodo que consideró complejo para las relaciones bilaterales. El presidente ruso afirmó que esta reunión fue esperada y ofreció una lectura positiva del diálogo: “fueron conversaciones sustanciales, útiles; hemos forjado una relación positiva y puedo asegurar que si seguimos así llegaremos a una solución del conflicto”, dijo. Putin añadió que la situación en Ucrania representa un asunto ligado a la seguridad de Rusia y subrayó la necesidad de garantizar la seguridad de Ucrania como parte de cualquier solución.

Enfoques contrapuestos, espacio para negociación
Durante sus intervenciones, ambos mandatarios coincidieron en la existencia de puntos pendientes y en la necesidad de seguir conversando. Trump insistió en que procederá a nuevas gestiones con aliados y con el gobierno ucraniano, buscando resumir los acuerdos y aclarar los temas aún abiertos. Putin, en tanto, subrayó la importancia de considerar las “soluciones subyacentes” y defendió que las negociaciones no deben ser socavadas por acuerdos paralelos que puedan torpedear los resultados. El presidente ruso destacó también la posibilidad de colaboración en otros ámbitos, como la cooperación en el Ártico, y reiteró su agradecimiento por el tono de la conversación mantenida con Trump.
Ambos líderes consignaron la centralidad de la seguridad en las discusiones, aunque desde perspectivas diferentes. Trump hizo hincapié en la comunicación con aliados y actores internacionales para construir un marco de diálogo que incluya la postura ucraniana, mientras que Putin insistió en que cualquier solución debe atender las preocupaciones de seguridad que Rusia presenta respecto a Ucrania y aseguró que su país está dispuesto a garantizar la seguridad en el marco de esas negociaciones.
Mensajes públicos y próximas etapas
La confirmación de que no hubo acuerdo formal no cerró la puerta a futuros encuentros ni a la continuidad del proceso diplomático. Trump anunció llamadas y consultas como paso inmediato tras la cumbre, mientras que Putin apuntó a la posibilidad de seguir trabajando conjuntamente para hallar soluciones que respeten los intereses de ambas naciones. La referencia de Trump a un posible encuentro posterior en Moscú y la voluntad expresada por ambos de mantener el diálogo configuran la hoja de ruta comunicada públicamente, en la que ahora pesan los contactos multilaterales y la articulación con organismos como la OTAN y con representantes del gobierno ucraniano.
La conclusión del encuentro, con declaraciones públicas que mezclaron agradecimientos y reconocimiento de dificultades, deja abiertas las consultas bilaterales y multilaterales que los mandatarios anunciaron como próximas etapas. En sus intervenciones, Trump y Putin coincidieron en que la reunión fue un espacio de diálogo directo, aunque cada uno expresó elementos propios sobre la manera de avanzar, la seguridad de Ucrania y la necesidad de no permitir que negociaciones externas a los mecanismos acordados obstaculicen el resultado final.
La cumbre en Anchorage, por tanto, culminó sin un acuerdo de cese al fuego, pero con la promesa de nuevas conversaciones y con el mensaje común de que el seguimiento diplomático será inmediato. Ambas delegaciones deberán ahora coordinar con sus aliados y con los actores implicados para intentar traducir los anuncios y los puntos pendientes en acuerdos más concretos en las próximas semanas.
El saludo que no se convirtió en acuerdo
En una base aérea de Alaska, los presidentes Donald Trump y Vladímir Putin se dieron un apretón de manos y caminaron juntos por la pista justo antes de iniciar una cumbre que busca abordar el conflicto en Ucrania; ambos arribaron en sus aviones presidenciales, posaron para la guardia de honor bajo un cielo gris y subieron a la limusina presidencial estadounidense minutos antes de que comenzaran las conversaciones formales.

El encuentro, celebrado en Anchorage, fue planteado por los organizadores como una oportunidad para explorar caminos hacia la paz. Los presidentes caminaron por la alfombra roja y recibieron un saludo de la guardia de honor mientras aviones de combate sobrevolaban la zona. Durante la llegada, un reportero dirigió una pregunta a Putin —“¿Dejarás de matar civiles?”— a la que no hubo respuesta pública. Minutos después de ese acto protocola, la cumbre dio inicio en una sala donde, según el plan, ambos mandatarios debían hablar a solas acompañados únicamente por intérpretes.
A bordo del Air Force One, Trump subrayó el respeto mutuo entre ambos y afirmó que “nos entendemos bien”. La delegación estadounidense viajó con el jefe de la diplomacia Marco Rubio y el enviado especial Steve Witkoff, según informó la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt. Putin asistió acompañado por el canciller Serguéi Lavrov y el consejero Yuri Ushakov. Los organizadores establecieron un telón de fondo azul con la leyenda “En busca de la paz” para las reuniones, en cuyo marco los periodistas fueron conducidos fuera de la sala poco después de que los equipos ocuparan sus asientos.

La cumbre representa la primera presencia de Putin en suelo occidental desde el inicio de la invasión de Ucrania en febrero de 2022, conflicto que, según el recuento incluido en el contexto de la reunión, ha causado la muerte de decenas de miles de personas y en el que Rusia controla actualmente aproximadamente una quinta parte del territorio ucraniano. La elección de Alaska para la cita fue señalada como simbólica: el estrecho de Bering facilita el desplazamiento desde Rusia y el territorio estadounidense tiene un pasado histórico de posesión rusa, recordatorio citado por Moscú en debates sobre intercambios territoriales.
Durante los días previos a la cumbre, Trump manifestó que la reunión podría terminar rápidamente si no resultaba productiva. En declaraciones a bordo del avión presidencial, el mandatario estadounidense señaló que, de ser necesario, la reunión “terminará muy rápido” y dijo que, si fuese buena, “vamos a terminar logrando la paz en un futuro bastante cercano”. Trump calculó que existe una probabilidad de “25 %” de que la cumbre fracase y anunció su intención de consultar de inmediato con la OTAN y con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski. También informó haber mantenido una conversación telefónica con el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, aliado cercano de Rusia, antes de partir hacia Alaska.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, reaccionó ante el anuncio de la reunión señalando que corresponde a Rusia dar los pasos necesarios para poner fin a la guerra y que Ucrania cuenta con el respaldo de Estados Unidos. Zelenski ha rechazado hasta ahora la presión para ceder territorio, postura que llevó a planteamientos de que un acuerdo final requeriría una reunión tripartita con la presencia de su gobierno, según referencias de la agenda comunicada por la delegación estadounidense.
En Anchorage, la ciudad más grande de Alaska, se registraron manifestaciones de solidaridad con Ucrania, con carteles y protestas en las cercanías de los espacios oficiales. El jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, evitó hacer pronósticos al llegar y manifestó que “nunca hacemos suposiciones anticipadas”, vistiendo una camiseta con la inscripción “URSS” en ruso. Desde el lado ruso, se describió el encuentro como una oportunidad esperada para retomar un diálogo directo que, según el Kremlin, llevaba cuatro años sin celebrarse al más alto nivel.
La relación personal entre Trump y Putin ha sido objeto de atención previa y de críticas en diferentes momentos, y en esta ocasión ambos mandatarios llegaron con posturas que combinan gestos de reconocimiento mutuo y advertencias públicas. Trump ha expresado en distintas ocasiones admiración por Putin, pero también indicó en días recientes sentirse frustrado y advirtió de “consecuencias muy graves” si no se alcanzan compromisos concretos. Putin, por su parte, afirmó en declaraciones previas a la cumbre que la reunión era esperada y que las conversaciones debían atender “soluciones subyacentes” relacionadas con la seguridad, al tiempo que expresó su disposición a trabajar en cooperación con Estados Unidos en espacios como el Ártico.
Los detalles del desarrollo de la cumbre, incluidos los puntos concretos debatidos en las reuniones bilaterales y los acuerdos, quedaron en manos de los equipos y los asesores. Tras la cita, Trump adelantó que realizaría llamadas con aliados y líderes europeos para resumir lo conversado y buscar pasos siguientes. Putin planteó que las conversaciones habían sido sustanciales y útiles y consideró que si se mantiene el tono de trabajo podría avanzarse hacia una solución.
La cumbre en Alaska tuvo un importante componente simbólico y diplomático: la presencia de ambos jefes de Estado en una base aérea, el intercambio formal de saludos y la posterior retirada de la prensa a la sala privada conformaron la escena de un diálogo directo, con la guerra en Ucrania como eje central y con la expectativa puesta en los seguimientos multilaterales anunciados por los mandatarios. Las próximas acciones anunciadas públicamente incluyen gestiones con la OTAN, consultas con el gobierno ucraniano y la posibilidad de nuevas reuniones, en un escenario en el que la comunidad internacional continuará atento a cualquier avance o resultado que surja de estas conversaciones.