El senador opositor centrista Rodrigo Paz Pereira ganó la segunda vuelta de la jornada de elecciones para la presidencia de Bolivia con el 54.57 por ciento de los votos, según la información preliminar difundida por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia con poco más del 97 por ciento de las actas procesadas. Paz obtuvo ese porcentaje frente a un 45.43 por ciento del exmandatario conservador Jorge Tuto Quiroga (2001-2002), según los datos del Sistema de Transmisión de Resultados Preliminares (Sirepre) ofrecidos esta noche por el TSE, con el 97.68 por ciento de las actas computadas.
Los votos válidos alcanzan el 94.56 por ciento, los blancos un 0.75 por ciento y los nulos un 4.69 por ciento, de acuerdo a la información preliminar que no es el cómputo oficial, aunque el presidente en funciones del TSE, Óscar Hassenteufel, indicó que estos resultados muestran “una tendencia” que “parece ser irreversible”. Esta declaración del máximo responsable electoral sugiere que los resultados preliminares reflejan fielmente el sentido del voto ciudadano en la histórica segunda vuelta presidencial.

Según Hassenteufel, el nivel de participación ciudadana en la segunda vuelta estuvo entre el 85 y 89 por ciento, un dato que se confirmará “una vez que se concluya el cómputo oficial”. El vocal valoró que el Sirepre, “que ya dio muy buenos resultados en la primera ronda” realizada el pasado 17 de agosto, “también hoy ha cumplido eficazmente su función”. Esta evaluación positiva del sistema de transmisión de resultados refuerza la credibilidad del proceso electoral en su fase conclusiva.
Ratificó que la jornada de votación fue “tranquila”, transcurrió “sin incidentes mayores” y permitió que todos los ciudadanos ejerzan su derecho al voto. Esta caracterización del desarrollo de la elección por parte de las autoridades electorales contrasta con episodios de tensión que han marcado comicios anteriores en el país andino, particularmente durante la crisis política de 2019.
Paz y Quiroga fueron los dos candidatos más votados en las elecciones generales de agosto, en las que también se renovó al Parlamento nacional para el próximo quinquenio, aunque ninguno obtuvo el porcentaje suficiente para proclamarse vencedor en la primera vuelta. Por eso este domingo los bolivianos volvieron a las urnas para elegir por primera vez en su historia a su presidente y vicepresidente en una segunda vuelta, mecanismo establecido en la Constitución vigente desde 2009.
Paz es candidato por el Partido Demócrata Cristiano (PDC) junto al expolicía Edman Lara y Quiroga representa a la alianza Libre junto al emprendedor tecnológico Juan Pablo Velasco. Esta configuración de alianzas políticas refleja la reconfiguración del espectro partidista boliviano después de dos décadas de predominio del Movimiento al Socialismo (MAS) en la vida política nacional.
El ganador tomará juramento como nuevo presidente del país el próximo 8 de noviembre, lo que supondrá también el fin de los 20 años de los Gobiernos del izquierdista Movimiento al Socialismo (MAS). Esta transición marca un punto de inflexión en la historia política contemporánea de Bolivia, donde el MAS había mantenido el control del ejecutivo desde la llegada de Evo Morales a la presidencia en 2006, con la única interrupción del gobierno de transición de Jeanine Áñez entre 2019 y 2020.

La elección de Rodrigo Paz Pereira representa el retorno al poder de una figura política con experiencia de gobierno, aunque en niveles subnacionales, y marca el ascenso de una opción centrista en un escenario tradicionalmente polarizado entre el masismo y la oposición conservadora. Su victoria sobre Jorge Quiroga, quien ya había ejercido la presidencia brevemente a principios del siglo XXI, sugiere un viraje en las preferencias del electorado boliviano hacia propuestas políticas moderadas.
El proceso de segunda vuelta se desarrolló en cumplimiento de los plazos establecidos en el calendario electoral aprobado por el Tribunal Supremo Electoral, que organizó ambos turnos de votación con aproximadamente dos meses de diferencia. Esta separación temporal permitió a los candidatos realizar campañas específicas dirigidas a convencer al electorado que no se había definido en la primera vuelta del pasado mes de agosto.
La participación ciudadana estimada entre 85% y 89% refleja el alto interés de la población boliviana en esta elección histórica que definirá el rumbo político del país para los próximos cinco años. Este nivel de involucramiento electoral supera los porcentajes registrados en muchos otros procesos democráticos en la región andina y América Latina en general.
El Tribunal Supremo Electoral continuará con el proceso de cómputo oficial de los resultados hasta completar el 100% de las actas electorales, aunque la tendencia mostrada por el Sistema de Transmisión de Resultados Preliminares con más del 97% de actas procesadas hace matemáticamente improbable cualquier cambio en el resultado final. La proclamación oficial del presidente electo se realizará una vez concluido este proceso de verificación y validación de todos los documentos electorales.





