*¿Quién manda matar a un abogado frente a los juzgados? ¿Qué mensaje se busca enviar? ¿Y por qué justo ahora, cuando los hilos del caso Cruz Azul siguen enredados entre fortunas congeladas y lealtades quebradas?
Por Enrique Hernández Alcazar
La Ciudad Judicial de la capital, ese hervidero de pleitos, expedientes y egos en litigio, amaneció teñida de sangre.
David Cohen Sacal, abogado mercantil de alto perfil y cliente de los poderosos, fue asesinado con dos disparos frente a los juzgados. Tenía 48 años, una carrera intensa, y enemigos posibles en más de un frente. El ataque fue directo, quirúrgico, y en un sitio donde supuestamente impera la ley. Una paradoja trágica: la justicia mexicana convertida, una vez más, en escena del crimen.
El agresor —un joven de apenas 18 años— lo esperó afuera del edificio. Dos tiros: uno al fémur, otro a la cabeza. Luego, la huida frustrada, la persecución, el arresto. Un intento de escape en motocicleta sin placas, un policía que repelió el ataque, una ciudad que volvió a confirmar que la violencia no respeta ni los mármoles del Poder Judicial.
En el expediente del asesinado caben nombres pesados: Guillermo “Billy” Álvarez, David Peñaloza, empresarios, políticos, artistas, el propio presidente del Tribunal Superior de Justicia de la CDMX, Rafael Guerra. Cohen fue abogado de causas grandes y oscuras. Y en México, litigar en las sombras del dinero casi siempre cobra factura.
El crimen abre una serie de preguntas que incomodan a los despachos de Polanco y a los pasillos del tribunal: ¿quién manda matar a un abogado frente a los juzgados? ¿Qué mensaje se busca enviar? ¿Y por qué justo ahora, cuando los hilos del caso Cruz Azul siguen enredados entre fortunas congeladas y lealtades quebradas? Cohen había sido señalado por la Unidad de Inteligencia Financiera de recibir recursos de la cooperativa cementera, un golpe que lo colocó en la frontera entre la defensa y la sospecha.
La Fiscalía de la Ciudad de México, otra vez, tuvo que rectificar sus propios comunicados. Anoche envió uno condenando el asesinato, por ende fallecimiento de Daniel Cohen. A las dos horas tuvo que aclarar que se debatía entre la vida y la muerte. En un tercer comunicado, dio su pésame por el fallecimiento del abogado. En el transcurso de sus aclaraciones, varios personajes de la política lamentaron el ataque y la muerte de Cohen Sacal, entre ellos un aliado de la 4T, Manuel Velasco, exaspirante presidencial del parrtido Verde en la contienda Morenista de 2023.
La muerte de Cohen huele a ajuste de cuentas, pero también a advertencia. No solo para los litigantes que defienden intereses incómodos, sino para un sistema judicial que vive sitiado: entre expedientes que se venden, resoluciones que se pactan y balas que se disparan a plena luz del día. La Ciudad de México, con su cinturón de poder y miedo, vuelve a mostrarse como lo que es: un tablero donde la ley se aplica con silenciadores y la justicia se disputa a fuego cruzado.
Y mientras la fiscalía promete no descartar ninguna línea de investigación, en redes ya circulan las teorías de siempre: conspiraciones, venganzas, secretos mal guardados. Lo cierto es que el asesinato de David Cohen Sacal no solo mata a un hombre. Entierra otra bala en la credibilidad del Estado de derecho. Y deja claro que en México, ni los abogados de los poderosos pueden darse por defendidos. Ni siquiera en la Ciudad más vigilada de América Latina, como presume el gobierno de Clara Brugada.
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