El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este lunes que impondrá un arancel del 100% a las películas producidas en el extranjero para evitar que el “negocio cinematográfico” siga siendo “robado” por otros países y así impulsar la industria estadounidense del cine. En una publicación en su red social Truth Social, el mandatario republicano afirmó: “Nuestro negocio cinematográfico ha sido robado a Estados Unidos por otros países, como si le quitaran ‘un caramelo a un niño’. Por lo tanto, para resolver este problema de larga data, que parece no tener fin, voy a imponer un arancel del 100 % a todas las películas que se hagan fuera de EE.UU.”. El anuncio representa la escalada más reciente en la política comercial proteccionista de su administración.
Trump reiteró sus ataques contra el gobernador de California, Gavin Newsom, a quien calificó de “débil e incompetente”, advirtiendo que ese estado, hogar de Hollywood y corazón tradicional de la industria cinematográfica estadounidense, “ha sido especialmente afectado” por la producción cinematográfica en el extranjero. Esta medida extiende la guerra comercial que el presidente ha librado desde su regreso al poder, habiendo impuesto recientemente gravámenes que van desde 10% hasta 50% a aliados como India y Brasil, además de anunciar la semana pasada nuevos aranceles del 100% a importaciones de medicamentos farmacéuticos a partir del 1 de octubre.

El mandatario ya había adelantado en mayo pasado su intención de imponer gravámenes del 100% a todas las producciones de cine realizadas fuera de su país, cuando ordenó al secretario de Comercio, Howard Lutnick, trabajar para implementar esta tarifa. En esa ocasión, Trump escribió: “¡QUEREMOS CINE HECHO EN ESTADOS UNIDOS, OTRA VEZ!”, tras advertir que la industria cinematográfica estadounidense “está muriendo rápidamente”. Sin embargo, al igual que en su anuncio anterior, el presidente no compartió detalles específicos sobre cómo planea implementar estos aranceles ni a partir de qué fecha exacta se aplicarían.
Tampoco ha aclarado la administración Trump si esta tarifa del 100% se impondrá exclusivamente a los filmes estrenados en salas de cine tradicionales o si también afectará a las producciones destinadas a plataformas de streaming, que han ganado significativa participación de mercado en años recientes. Esta ambigüedad genera incertidumbre en la industria del entretenimiento global, particularmente para estudios internacionales que dependen del mercado estadounidense para la rentabilidad de sus producciones.
La medida se enmarca en una serie de acciones comerciales agresivas emprendidas por la administración Trump, que incluyen los aranceles del 50% a los gabinetes de cocina y tocadores de baño, 30% a los muebles tapizados y 25% a los camiones pesados anunciados la semana pasada. Estas políticas reflejan la filosofía económica del “America First” que caracterizó su primer mandato y que ha intensificado desde su retorno a la presidencia.
La industria cinematográfica estadounidense ha enfrentado creciente competencia de producciones internacionales en años recientes, con países como Canadá, Reino Unido, Australia y varias naciones europeas ofreciendo incentivos fiscales y costos de producción menores que han atraído filmaciones que tradicionalmente se realizaban en Hollywood. Además, el auge de plataformas de streaming globales ha diversificado las fuentes de contenido, reduciendo la predominancia histórica de los estudios estadounidenses en el mercado global del entretenimiento.
Los críticos de la medida argumentan que los aranceles podrían violar acuerdos comerciales internacionales y provocar represalias de otros países que actualmente colaboran con la industria cinematográfica estadounidense. Muchas producciones “hollywoodenses” son en realidad coproducciones internacionales filmadas en múltiples países, por lo que la definición de qué constituye exactamente una película “hecha fuera de EE.UU.” podría resultar compleja y sujeto a disputas legales.