La presidenta Claudia Sheinbaum inauguró este lunes en Palacio Nacional la Primera Reunión Ministerial de América Latina y el Caribe para la Implementación de una Acción Climática Regional, con la participación de representantes de 22 países y 18 ministros responsables de medio ambiente, desarrollo sostenible y energía.
El encuentro, organizado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), busca consolidar posturas comunes y establecer una hoja de ruta conjunta rumbo a la COP30 que se celebrará en Brasil en noviembre próximo, alineando esfuerzos con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Acuerdo de París.

En sus redes sociales, Sheinbaum destacó la relevancia del encuentro: “En Palacio Nacional celebramos la Reunión Ministerial de América Latina y el Caribe para contribuir a la acción climática; compartimos puntos de vista para fortalecer el liderazgo regional hacia la COP30. Bienvenidos a México”, escribió la mandataria. Durante el evento, subrayó la importancia de reforzar el liderazgo regional en la lucha contra el cambio climático, especialmente considerando que América Latina y el Caribe aportan apenas 11.3 por ciento de las emisiones globales pero enfrentan una alta vulnerabilidad ante fenómenos climáticos.

La titular de la Semarnat, Alicia Bárcena, advirtió sobre los impactos económicos del cambio climático en la región, señalando que según estimaciones, América Latina y el Caribe podrían perder hasta 12.6 por ciento de su PIB hacia 2050 si no se adoptan medidas urgentes. Entre los temas centrales de discusión en la agenda climática se encuentran la transición justa de la fuerza laboral, la protección de ecosistemas, el financiamiento climático y la articulación con los objetivos de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.
El encuentro se desarrolla los días 25 y 26 de agosto en la capital mexicana, con la expectativa de generar acuerdos que permitan a la región presentarse con una voz unificada en la COP30 de Brasil. La reunión ministerial representa un esfuerzo de diplomacia climática para fortalecer la posición negociadora de los países latinoamericanos y caribeños en las discusiones globales sobre cambio climático, particularmente en temas críticos como el financiamiento para adaptación y mitigación, la transferencia de tecnología y los mecanismos de pérdidas y daños para países vulnerables.