El senador morenista Adán Augusto López Hernández ha permanecido ausente de la vida pública desde el 30 de junio, tras la emisión de una orden de aprehensión contra Hernán Bermúdez Requena, exsecretario de Seguridad Pública en su gestión como gobernador de Tabasco, acusado de liderar el grupo criminal La Barredora. López Hernández, coordinador parlamentario en el Senado, no ha asistido a cuatro sesiones consecutivas y evita contacto con medios, en medio de crecientes señalamientos sobre su presunta responsabilidad indirecta en el alza de la delincuencia en Tabasco.
El nombre de Adán Augusto López Hernández, coordinador de Morena en el Senado y exgobernador de Tabasco, ha comenzado a resonar con fuerza desde que se giró una orden de aprehensión contra quien fuera su secretario de Seguridad Pública, Hernán Bermúdez Requena. El 30 de junio fue la última vez que el senador fue visto públicamente, y desde entonces acumula cuatro inasistencias consecutivas en sesiones de la Comisión Permanente. La última fue el 20 de junio, cuando presentó una propuesta de apertura para otro periodo extraordinario.
Aunque desde Morena se confirmó su participación en el próximo Consejo Nacional del partido, previsto para el domingo, no se ha manifestado públicamente sobre el escándalo que lo involucra indirectamente con el crimen organizado. Su prolongado silencio y elusiva conducta refuerzan la percepción de un distanciamiento estratégico, al tiempo que se agudiza la controversia por los vínculos del exfuncionario tabasqueño con el narcotráfico.

Revelan historial delictivo de Hernán Bermúdez
Hernán Bermúdez, actual blanco de la orden judicial, es señalado por las autoridades federales de ser el presunto jefe del grupo criminal La Barredora, organización involucrada en homicidios, secuestros y narcotráfico. Según reportes de inteligencia federal, Bermúdez mantiene vínculos con el crimen desde hace al menos 26 años. En 1999, junto con su hermano Humberto, comenzó a introducir cocaína a Villahermosa, principalmente a través de centros nocturnos. Su primer contacto fue con el Cártel del Golfo, a través de Miguel Ángel Bosado Granier, quien fue asesinado más tarde.
Su carrera como policía comenzó en la capital del país y se consolidó con participación en Interpol y capacitación en instituciones como la DEA y el Instituto Nacional de Ciencias Penales. Durante su mandato en la Secretaría de Seguridad Pública de Tabasco, se reportaron múltiples irregularidades, entre ellas el uso de vehículos robados por parte de personal cercano y la propia cúpula de la dependencia. Además, se detectaron lazos con figuras como Ricardo Arjona Pérez, exdirector de la Policía Judicial de Tabasco, también implicado en actividades delictivas como tráfico de drogas y robo de autos.
Las investigaciones indican que Hernán Bermúdez utilizó una empresa de seguridad privada, llamada Impacto Seguridad, para encubrir y operar actividades ilícitas. La compañía, según fuentes federales, presta servicios al gobierno de Tabasco y fue constituida junto con socios empresariales, entre ellos el primo del exgobernador Manuel Gurría Ordóñez. El exfuncionario también figura como responsable de una empacadora en Mérida, Yucatán, lugar que presuntamente funciona como centro de recepción de droga antes de su traslado a Villahermosa.
Aún más revelador es que, según los servicios de inteligencia estatal, Bermúdez habría promovido una revuelta policial en mayo de 1995 para desestabilizar las fuerzas de seguridad, lo que evidencia una estrategia de poder y control más amplia que rebasa su papel institucional.

Adán Augusto López, en el centro de la tormenta
En este contexto, la figura de Adán Augusto López Hernández se encuentra bajo una creciente presión pública. Su distancia del pleno senatorial y el mutismo mantenido durante las últimas semanas coinciden con las revelaciones sobre su excolaborador y amigo cercano. Pese a no existir aún una acusación directa en su contra, su papel como jefe político de Bermúdez cuando este dirigía la seguridad estatal es objeto de cuestionamiento por parte de legisladores, medios y ciudadanos.
Durante los últimos días, el senador ha estado presente en el Senado solo de forma esporádica y en reuniones privadas con sus colaboradores. Su camioneta fue vista en el estacionamiento el lunes y martes, y sostuvo encuentros breves con el vicecoordinador Ignacio Mier. Sin embargo, no ha participado activamente en el grupo parlamentario, ni siquiera en chats internos, donde su silencio ha sido notorio.
El miércoles, un grupo de al menos 15 senadores de Morena, liderados por Guadalupe Chavira, propuso públicamente cerrar filas con el coordinador, aunque sin obtener respuesta de su parte. Esta falta de liderazgo visible añade incertidumbre sobre el rumbo político que tomará frente a las investigaciones.
La presidenta Claudia Sheinbaum dijo que su gobierno no protegerá a ningún funcionario que esté relacionado con el aumento de la delincuencia en Tabasco y que será la FGR la encargada de investigar si el senador tiene vínculos con la delincuencia organizada. Dijo que el Gabinete de Seguridad presentará avances concretos sobre las investigaciones en curso contra Hernán Bermúdez.