En una ciudad como la nuestra, donde los lugares abren y cierran todo el tiempo, hay restaurantes que llegan para quedarse. Efe siete es uno de ellos. Está en Lomas de Chapultepec, pero fácilmente podría estar en cualquier capital gastronómica del mundo. Porque aquí se toma la carne en serio… muy en serio.
Desde que entras, el lugar te atrapa con su salón amplio, cálido y bien diseñado. Tiene ludoteca para quienes van en plan familiar, pero también tiene ese toque sofisticado que lo hace perfecto para ir con amigos. Y lo más cool: la cocina está justo al centro, abierta, viva. Ves cómo cortan, cómo cocinan, cómo arman los platos. Todo fluye a la perfección.
El corazón del menú es la carne. Pero no cualquier carne. Aquí manejan Wagyu de Kobe A5, Rubia Gallega, Angus Prime y su estrella absoluta: el F7. Un cruce de séptima generación entre Wagyu y Black Angus que lleva el nombre del restaurante. Sabe brutal, tiene textura perfecta y un marmoleo se derrite como mantequilla.
Además de los cortes, hay pizzas, pastas, ensaladas, beef Wellington. Las entradas también sorprenden: tiradito de pescados, atún añejo sobre chícharos, coliflor a las brasas con mayo de cuaresmeño y un toque de hierbabuena. Y el pan… es toda una experiencia deliciosa. Llega en forma de cubo y lo vas desarmando capa por capa.
La carta de vinos está bien armada, y los cócteles acompañan perfecto el mood del lugar. Todo está pensado: desde el ingrediente hasta el último sorbo del trago.
Efe siete lo entendió todo. Tiene técnica, tiene visión y un concepto bien ejecutado. Es de esos lugares donde cada detalle suma para hacerte vivir una experiencia real, desde la cocina hasta la mesa.
