OPINIÓN | ‘SPACE WARS’, La Guerra de los Egos

Por: Enrique Hernández Alcázar

La guerra entre Elon Musk y Donald Trump alcanzó niveles galácticos. 

Lo que alguna vez fue una relación quid pro quo entre el magnate tecnológico y el presidente delincuente hoy es un enfrentamiento desquiciado que amenaza con desestabilizar el programa espacial estadounidense, la defensa orbital y lo que se acumule en las próximas horas. 

Musk y Trump compartieron una relación simbiótica durante meses. Y la luna de miel duró muy poco. El dueño de X y su ‘visión disruptiva’ fueron claves en la reelección de Trump. Le aportaron cientos de millones de dólares a su campaña y luego obtuvo hueso: el Departamento de Gobierno Eficiente (DOGE), una iniciativa para recortar el gasto federal al máximo sin importar los programas sociales. 

Foto: Evan Vucci

El matrimonio por conveniencia terminó cuando Musk criticó el proyecto de ley fiscal de Trump, calificándolo de “abominación repugnante” y advirtió que el plan del copete naranja hundiría la economía de los Estados Unidos.

En respuesta, Trump amenazó con cerrarle la llave presupuestal al señor de Space X, cancelar todos los contratos gubernamentales que hay con Musk, incluyendo su juguete del espacio sideral, lo que pondría en riesgo la Estación Espacial Internacional y el ambicioso proyecto de defensa orbital conocido como la Cúpula Dorada. 

Musk, lejos de retroceder, respondió con una ‘bomba’ que dice es la causa de todos los males que salpican las redes y las primeras planas digitales en todo el mundo. Y lo hizo en su cuenta de X que tiene más de 220 millones de seguidores (claro, siendo el dueño…): acusó al presidente más poderoso del país de aparecer en los archivos no publicados del caso Jeffrey Epstein, el multimillonario acusado de pedofilia y tráfico de menores.

Como si la pelea no fuera lo suficientemente incendiaria, Steve Bannon (exasesor trumpista e impresentable personaje de la fachiza de las barras y las estrellas) metió su cuchara, así como queriendo recuperar un pedacito del corazón presidencial que Musk le robó. Bannon sugirió que se revise el estatus migratorio de Elon y -veladamente- que lo deporten de manera inmediata. No es nueva la animadversión de Bannon hacia Musk, son celos. El excompinche de Mr. Donald ha criticado hasta la saciedad al empresario ante su postura sobre las visas H-1B y su repentina influencia en la política estadounidense.

Más allá de esta guerra de lodo estelar, la disputa tiene implicaciones profundas. 

La posible ruptura entre SpaceX y el gobierno estadounidense podría retrasar décadas el desarrollo de la defensa espacial y de la exploración interplanetaria. La guerra entre Musk y Trump ya dividió a la derecha estadounidense -cosa que hace un poco menos amargados a los alicaídos demócratas-, algunos MAGAs se pasaron del lado del ‘rey de la tecnología’ y otros siguen alineados con el inquilino de la Casa Blanca. Y así seguirán estos finísimos personajes: midiéndose quién de los dos tiene el… ego más grande.

Lo que está claro es que esta guerra de las galaxias no solo es un pleito por despecho. Es una batalla por el control de la tecnología, la economía y el futuro de la exploración espacial. Y como en toda guerra, los daños colaterales podrían ser devastadores. 

Sobre todo, conociendo a Trump, a Musk y su narcisismo sideral.

Redacción

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