Por: Fernanda Aguilar
El fallecimiento del Papa Francisco marca el cierre de una era profundamente humana dentro del Vaticano. Un Papa que eligió hablar con gestos, miradas… y también con símbolos. Entre ellos, su forma de vestir. Lejos de la ostentación, optó por la sencillez, sin dejar de lado la elegancia espiritual. Y quien supo materializar esa visión fue Filippo Sorcinelli, el diseñador italiano que no solo vistió al pontífice, sino que le creó un universo sensorial con cada prenda.
Antes de vestir a Francisco, Sorcinelli ya había dejado su huella en el Vaticano: fue el encargado de confeccionar la mitra que utilizó el Papa Benedicto XVI en su funeral. Su relación con el clero no fue casual. Artista multidisciplinario, músico, perfumista y diseñador, Filippo fundó su atelier LAVS (Laboratorio Atelier del Sacro) en 2001, especializado en vestimenta litúrgica. Su talento, que combina tradición con visión contemporánea, rápidamente llamó la atención de Roma.
Con el Papa Francisco, la conexión fue inmediata. Sorcinelli fue el responsable de más de 20 piezas icónicas, entre ellas, la vestimenta utilizada por el pontífice en su misa inaugural y la última mitra que portó. Pero para él, crear no se trata solo de diseño. Se trata de atmósfera. Cada prenda que entrega viene acompañada de una experiencia completa: es aromatizada con una fragancia de incienso eclesiástico, creada por él mismo. Lo que inició como un simple spray para vestir con aroma el textil, terminó evolucionando en una verdadera pieza de arte olfativa. Para Sorcinelli, la liturgia involucra los cinco sentidos y cada costura debe poder sentirse, respirarse… casi rezarse.
Más allá del Vaticano, su universo creativo ha inspirado colaboraciones con artistas visuales, músicos y hasta diseñadores de moda. Pero su esencia sigue siendo la misma: crear con propósito. Sus piezas no gritan lujo, pero tienen una carga espiritual que se percibe incluso antes de tocarlas.
Sorcinelli también es conocido por su estilo personal audaz y su presencia en redes sociales, donde comparte su visión artística y espiritual. Abiertamente gay y profundamente creyente, desafía estereotipos y demuestra que la fe y la creatividad pueden coexistir.
En un mundo donde la moda y la espiritualidad rara vez se cruzan, Filippo Sorcinelli es un puente entre ambos, recordándonos que la belleza también puede ser una forma de devoción.
